vestido rojo brillante que llevaba le ceñía el cuerpo, dándole una figura que jamás pensó poseer. El maquillaje estaba perfectamente aplicado, y el cabello, aunque oscuro, había
tos. Era Ricardo. Solo ver su nombre en la pantal
oz un poco más temblorosa d
ro había algo en su tono que la hizo sentir que esa noche sería diferente. -Vamos a ne
a lo que eso significaba. Debía ser perfec
ñor Ferrari. Estaré
do como un trato de negocios se estaba convirtiendo en algo mucho más personal. No sabía si eso
oscuro que resaltaba aún más su presencia. Su porte, la forma en que se mantenía erguido, todo en él era una r
intentar disimular la mirad
de que fuera una sonrisa genuina. Caminó hacia el coche, notando
voz era suave,
o de calmar su mente y enfocarse en lo que debía hacer. Mientras tanto, Ricardo observaba la car
entremos, todos los ojos estarán en nosotros. No basta c
pero no encontró nada más que la misma seriedad que siempre. Él no estaba i
a, sintiendo cómo el nudo en s
Los invitados ya comenzaban a llegar, charlando entre ellos, vestidos con trajes de gala. La atmós
ercanía de su mano sobre su piel la hizo sentir un cosquilleo incómodo,
ó cómo su respiración se aceleraba mientras se mantenía erguida, sonriente, y procurando que no se notara la ansiedad que
se acercó, extendiendo la mano hacia él. -Estoy encantado
y la estrechó con firmeza, manteniendo su postura perfecta. Helena, siguiendo su
rofesional y seguro. -Espero que la velada se
ó cómo los ojos de otros invitados se dirigían hacia ellos, evaluando cada gesto, cada movimiento. Parecía que la
se alejaron de la primera ronda de saludos.
sabía cuánto más podría mantener esa fachada sin quebrarse. Pero no tenía opción.
iendo preguntas que no tenían nada que ver con su vida real. De vez en cuando, sentía la mirada penetrante de
nternacional comenzaba a hablar sobre la fusión. Helena prestaba atención, pero su mente estaba en otro lugar. Lo que hacía no se
eguntó Ricardo, notando l
, obligándose a concen
do en el futuro de la fusión -di
ejó de observarla con esa mirada pene
voz era baja, casi un susurro. -Recuerda, esta noch
él también veía la tensión entre ellos? ¿Er
eternidad. Mientras reía y conversaba, lo único que podía pensar era en