e toda chica en México, se convirtió
irrumpió con pirotecnia casera y, en un horrible accide
hermanos, Mateo y Leo, y mi mejor amigo, Rodrigo, me daban la espalda, obsesionados con Camila y su
o basura, mientras idolatraban a la mujer que me destruyó. Mi corazón
, un dije sagrado de mi madre, me recordó que no me quebr