a. Las paredes sencillas, la cocina cálida con el aroma de café recién hecho y las luces tenues al atardecer creaban una atmósfera acogedora que la hacía sentir
rrucados en el sofá. Sus ojos brillaban con un amor que, aunque a veces parecía demasiado grande para lo que el
na mezcla de ternura y deseo. Sabía lo mucho que ella significaba para él y s
labra fuera un suspiro-. Eres todo para mí. No quier
llegado a amar a este hombre con tal profundidad? La respuesta era si
Cada tarde, mentía a sus padres, diciendo que tenía que estudiar o que saldría con amigas para poder robar esos momen
s se encontraron en un beso lleno de promesas y de anhelos. Un beso que no necesitaba ser explicado, po
tar lo que la sociedad pensara de ellos. Pero al final, algo siempre los detenía. La real
rtó ligeramente, y ella contestó el llamado. No era común que la llamaran a esa hora, y a
tranquilo, pero sabía q
, la voz de Martha, su m
denotaba preocupación, pero también algo más.
fuera, mamá. ¿Po
z de Martha se quebró, y Sofía notó la tensión que
miedo. Sin dar explicaciones a Hugo, salió corriendo de la casa, con las manos te
con toda la familia reunida en la sala. La primera imagen que vio fue la de su madre, Martha, llorando desconsolada en e
rrió hac
untó, preocupada, tomando las m
preocupada por la salud de su esposo. Sofía podía ver la diferencia. Las lágrimas d
pre-infarto. Se desmayó al enterarse de que la empres
se formó en su garganta, pero aún así, la prioridad para ella era su padre. Sin pensarlo, se di
ro Sofía lo sabía, lo intuía: para Martha, la empresa estaba por encima de la vida de su marido.
padre, le acarició
Yo estaré aquí. No te preocu
empresa era importante, pero no podría esperar más para hacer lo que realmente le preocupaba: cui
entar todo lo que venía: el futuro incierto de la empresa, la posible recaída d
madre seguía lamentando la pérdida de estatus, Sofía no podía dejar de p