i corazón se sentía como un agujero negro que ab
la. Mientras salía, se volvió y me lanz
de veneno. Solo unos segundos después, regresó. Deb
que eres?". Luego, se inclinó y siseó en voz baja: "¿Crees que tener un bebé de D
y pellizcó con fuerza el
ecorrió el brazo. "Detente..."
lágrimas, y los labios le temblaron. "¡Me lastimaste! ¡¿Por qué ere
te. En su prisa, chocó con una enfermera que llevaba una bandeja. Debido al
ado el tejido de mi aborto espontáneo para anali
e mediana edad, jadeó de horror.
ida familia que acababa de recoger las cenizas de u
de mi padre!", gritó una mujer, c
bloroso, y gritó: "¡Ella me empujó! La vi hablando co
bitación, con el rostro desfigurado por el dolor y la ira. Un hombre me agarró por los
a ahogando en mi propio dolor, no pude defenderme. Era
escabullirse, con una fugaz so
amián llegó, atraíd
hogadas por los sollozos, lo que creían que había
lo con una expresión obstinada y desafiante. Era como si
su rostro un destello de duda y un dejo de vacilación. Una peque
suave y autoritaria: "Lo ocurrido es muy lamentable. Me disculpo a nombre de mi esposa.
iendo precio a
á mintiendo", susurré co
lida y furiosa que me
la familia personalmente. Luego, él les daría un cheque muy generoso. Su equipo de seguridad
é a oír la voz de Damián, suave y tierna, diciéndole a Carla: "¿Est
tra fue un murmullo
El pasillo, los rostros y las luces fluorescente