e ira, pues las palabras de Char
uidadosamente construida desmoronándo
e la mujer y decidió marcharse. Después d
terminado. De repente, se ab
pulsada por su propio ímpetu, tropezó y su tacón se enganchó en el doblad
cón y, de repente, todas las
orriendo junto a Charlotte sin mirarla, ar
untó, con voz entrecortada por
retación de la inocencia agraviada. "¡Ella lo hiz
e con furia. "¡Tráiganla aquí!", orden
baile, donde ahora era el centro de
ombrío. "¿No puedes dejarla en paz por una noc
pasaron de la compasión al despreci
abeza alta y la voz firme. "Yo no l
sultó, Bryant". Su ton
, continuó. "Y tropezó
té golpearla. Y ella debió hacerme tropezar", susurró, tergiversando la verdad con práctica f
ar la convicción del hombre. Ahora veía a Charlotte
voz baja y peligrosa. "¡Ahora mismo! O
a de la realidad, que Charlotte casi se echó a reír. ¿Di
rme. "No me disculparé
eó. De repente, la agarró del brazo y la arrastró hacia el balcón, empujándola h
, las calles de la ciudad eran una caída vertigino
mblorosa. "Ella hizo que me golpearan en nuestra propia
rimas falsas de Kalia, y su desdén por la agresión física
o y se desvaneció en los brazos de Bryant,
por una preocupación frenética por su amante. "¡Kalia! ¡Kalia, despierta!", llamó, levantándola en brazos con c
ordenó a su
ella pudiera procesar las palabras. No,
eron hacia ella, con rostros impasi
es ell
zó en el tejado de la terraza, un piso más abajo, pero fue suficient
Lo último que vio antes de perder el conocimiento fue la imagen de Br
un hospital. Todo se veía de un blanco b
nfermeras cuchicheaba
rometida de Br
a noche en la habitación del fondo de
arla de
n una risa amarga y silencio
ablando d
a hacerlo. Era solo que no la amaba a ella. Por la persona que quería, movería montañas,
sangrando sobre un frío tejado de