tó de nuevo en la barra, pidió su vaso con agua que simulaba vodka; sintió un pequeño golpe en hombro derecho y cuando se giró no había nadie, escuchó a su izquierda la voz de Yaiza – príncip
ción de que no estás muy hablador hoy – Aitor sonrió con aquel comentario, el administrador llegó y llamó a Yaiza, Aitor lo vio de reojo y pudo notar que la vio de pies a cabeza desnudándola con la mirada – ya regreso – sus
nte con el gesto de desagrado en el rostro, cuando se iba a retirar a llevar su pedido, Aitor la tomó por el codo sin hacer fuerza, solo para que se detuviera – confía en mí, no lo dudes, si necesitas ayuda puedes decirme – ella sonrió, asintió con la cabeza – grac
ido con sus amigos a divertirse y aquellas diversiones siempre terminaban en la habitación clandestina
sonrió viendo aquel espectáculo de ropa, pero cuando logró verla un poco más cerca, notó que sus ojos y nariz estaban rojos. << ¿consume droga?>> pensó algo preocupado – ¡príncipe, volviste! – saludo ella emocionada << ¡está enferma! >> se respondió al escuchar aquella voz nasal. - ¿estás enferma? – preguntó él preocupado – el espíritu de la gripe me tiene poseída – respondió ella, Aitor sonrió reprimiendo una carcajada con aquella respuesta. – no puedes estar aquí así, debes descansar y regresar cuando estés recuperada. - sugirió él. – lo sé, pero
n sus brazos y la subió hasta la habitación, la puso con cuidado en la cama y le quitó los tenis con cuidado de no despertarla. Cuando se disponía a abandonar la habitación, tomó la sabana para cubrirla y vio el sudor en su frente, la tocó y estaba demasiado caliente, tomó el teléfono de la habitación y solicitó hielo y una toalla adicional, era necesario bajar la fiebre, solicitó medicina para aque
testo ella – no sabía cómo lo tomarías si me hubieras visto ahí – comento él, sobando su nuca, ella sonrió. – eres todo un caballero. Todo un príncipe mi 007 particular – él sonrió ante aquel comentario, <
parece muy tierno – continuo ella. – pero no vivo con ellos, como hombre uno busca la independencia, saber que si voy a llegar tarde no se va a tener que dar explicaciones a nadie. – quiso explicar él – yo vivo con mi abuela, ella nunca me pide explicaciones, pero yo se las doy, se trata de confianza. – explico ella. - ¿le cuentas todo a tu abuela? – pregunto Aitor – sí. Ella sabe todo. Creo que ella es mi única amiga. – respondió Yaiza. – ¿porque no tienes amigos? – pregunto él intrigado que con aquella personalidad no tuviera amigos – ahora te tengo a ti y fer, Pero la verdad es que no confió en nadie. Si un extraño me habla y me saluda, lo saludo, le hablo. Hablo con mucha gente, hablo con todos, pero una cosa es hablar con todos, otra muy diferente es creer que son mis amigos y confiar en ellos
extendérselas porque quizás ella no quería que la abuela viera la bolsa. – te presento a Aitor, es un amigo y trabajamos juntos – lo presento Yaiza, él extendió la mano para saludar a la señora, ella la recibió sonriendo <
anda había tenido que lidiar con aquellos malestares de la gripe, aun no entendía como funcionaria aquella amistad que estaba iniciando con aquella peculiar joven; nunca había pensa
aba que Amanda le había dejado una caja allí desde el fin de semana; desde que había pasado aquello él no había vuelto a su apar