img El prometido que eligió a otra  /  Capítulo 1 | 8.33%
Instalar App
Historia
El prometido que eligió a otra

El prometido que eligió a otra

Autor: Gavin
img img img

Capítulo 1

Palabras:1239    |    Actualizado en: 11/12/2025

teré por un video viral mientras preparaba su postre favorito

decerse. No era la primera vez. Hace tres años, golpeó a un hombre has

Incluso le perdoné el aborto espontáneo que su arrebato violento me provocó. Juró que

romesas resonaban como una broma cruel. Me había abandonado de

ce años, finalmente se secó. Esto no

léfono, mi

dación in vitro -le dije a la clínica-.

ítu

Audra

evo, un ritmo insistente y desesperado contra la impecable encimera de mármol. Estaba revolviendo el delicado crème brûlée, preparando

Sara, una captura de pa

esto, ¿verdad? ¿E

ones, cada una un golpe seco a mi tranquila tarde de domingo. Había enlaces a noticias, capturas de pantal

Jacob. Mi prometido, Jacob Daniel, el hombre que había amado por más de una década, irrumpiendo por el pasillo como un loco, arrebatando a una

debajo se desp

, el genio de la tecnolo

ates! ¿No hizo algo par

res años, literalmente le dio

ones, sino por una pelea pública. Había agredido a un hombre, violentamente, frente a la inauguración de una galería, todo porque alguien supuestamente había insultado el arte de Kierra.

rtista». El público se había dividido. Algunos lo llamaron un héroe, un pr

onsabilidad! ¡Mi ángel sufriente!». Lo había apoyado entonces, convencida de que era una locura de una sola vez, un acto de caballerosidad mal ente

extendió instintivamente para estabilizarme, aterrizando de plano sobre el quemador de la estufa aún caliente. Un siseo agudo. El olor a piel quemada llenó el aire, mezclándose con e

lo. Mi pulgar buscó torpemente su contacto en la pantalla. El teléfono sonó una, dos veces, y luego la voz femeni

mo las promesas que me había hecho esa mañana. Hacía solo unas horas, él había e

s labios rozando mi cabello-, esta ve

ión, sus ojos reflejando mi pr

r que nos unía. Me había prometido que había terminado con Kierra, que ella era un error, un f

s una orilla estéril y silenciosa. No quedaba ira, ni lágrimas, ni el dolor familiar en mi pecho. Solo un agotamiento tan profundo que sentía como si me hubieran vaciado el

aración con el abismo abierto en mi pecho. Mis movimientos eran lentos, deliberados. Limpié la cerámica rota, barrí los pedazos destrozad

ntraron el número de la clínica en mis contactos

cita de fecundación in vitro programada para l

a al otro lad

n? ¿Quizás podamos reprogramar? Ha e

. No hay necesidad de reprogramar. Y... qui

lencio

er, ¿está segu

z adquiriendo un escalofriante filo de

silencio por un mom

ker. Veré qué podemos hacer

mienzo, forjado de las cenizas de

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY