d -¡ni siquiera sabía que existiera uno!- y había algo en su manera de mirar las cosas que me llamaba mucho la atención. Apenas habíamos hablado una ve
que había querido que cog
lada y con la única con quien se relacionaba era con Destiny. La había visto conv
cción a la hora, pero entre toda la caña que nos habían metido en la
planta baja de estilo abierto, la vi junto a los fogones. Papá la observaba desde la
en dos trenzas sencillas. Así era ella; podía ser la mujer de un hombre adinerado, pero no cumplía con el estereotipo de la malvada madre q
hijo? -me preguntó papá es
e encantaba el estilo de aquella casa, donde me había criado y había crecido. Incluso en una
i un beso en la mejilla a cada uno-. ¡Qué
asomara para cotillear
s los exámenes
parte por nada, papá.
n largo
ompaginar bien los es
e son y la carrera me apasiona. Estoy aprendiendo muchos
ave palmadita
ra escuc
e una buena ducha y ponerme algo más cómodo después de haber estado todo el día de un la
cuando decidí meterme en mi cuenta de Instagram. Tenía veinte nuevos seguidores y un montón de com
no haber sido tan activo hoy, pero quiero deciros que he grabado unas cuantas cositas para mi canal que os van
eguntas y escribí «Pregunta lo que quieras» junto a un emoji sonriente. Me gustaba pasar tiempo en las redes, responder
ra escribirles a todos- y me puse a adelantar un trabajo que nos habían mandado para una de las asignaturas aquella misma semana. No era un empo
triste que hubiera personas que se dedicaran a destruir y a echar por tierra todo el trabajo de los demás con el único fin de sentirse mejor. Yo lo tenía claro: no hacía caso de esos comentarios negativos, no ahora, y a veces incluso les respondí
al respecto. Por eso, un par de años después, decidí empezar a subir videos a mi canal de Youtube, Maxwell´s rules. Me gustaba hacer de todo: el tonto, retos, hablar sobre los temas que más me interesaban, parodiar anuncios y videos musicales... Ahora, años después, hacía in
ndido a diferenciar quiénes eran mis verdaderos amigos de los que solo estaban por interés, a
avecinaban poco a poco, amenazándonos con horas interminables de estudio. Estábamos en tercero año de carrera. No solo te
a universidad para seguir trabajando en mi proyecto final. Había pensado el tema y a mi tutora le había gustado. Quería buscar un modelo a seguir,
que la tení
prototipos y modelos de páginas web que tenía en mente, un torbellino castaño me arrolló. No nos c
tás
míos. Tenía las mejillas ligeramente sonrosada, pero no s
o he mirado p
rizado por la ver
soy guapo y que no sabías
ojos en
r las nubes, Maxw
ra. Desde que habíamos coincidido el día anterior, no me había podido
arcajad
le. Solo digo
lo di
verso, hasta que ya no pude soportarlo más. Me era difícil permane
-le pregunté sin poder evitar
tó un lar
nadora va a mandarme dar siete vueltas al campus corr
ella jugaba al
iña si llegas tar
zó de
ar la primera hora de los entrenamientos haciendo flexiones y dando vueltas a la pista de atletismo. No le importa que tengamos una vida fuera del fútbol, aunque qu
tes había escuchado a otra persona hablar sobre un hobbie con tant
spalda y una bolsa de deporte colgada al hombro. Aún llevaba la misma rop
asculló una maldi
dísimo. ¡Nos vemos
mo vino,
e entender en aquel momento. Lo que sí sabía era que me moría p