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Historia

Capítulo 3 Venus

Palabras:3126    |    Actualizado en: 29/06/2021

enunciar a muchas

ponía a la hora de llevar bien los estudios. Porque estaba becada en la universidad y, si no quería perder mi beca, debía superar una media determinada. Si no est

cómo me ayudaba a sobrellevar mi día a día. Me encantaba poder desfo

r en el apartamento. Habíamos vuelto juntas a casa, como todos los días tra

ué el

ena temporada y lo que eso

si fuese una

, ¿verdad? Además, yo estaré allí par

eé la

como una cuba ligando con c

erlo, ya no. ¿Qué hay de malo en que utilice mis truquitos de flirteo? Deberías hacerlo más a

e me oscureció la mirada. Me recompuse bastante bien y por

de mover el esqueleto y ponerme ese v

a juego, que no

los ojos, llena de felicidad. Ya no quedaba nada

sup

as cosas en nuestros dormitorios y nos poníamos cómod

esa devorando aquel manjar que habí

a el sábado? Que yo beba no s

domingo es mi día libre y que, por eso, los sábados nuestra entrenadora nos machaca todo lo que

zo un

fútbol. Solo de pensar en lo sudada q

diferentes que éramos, aunque supongo que eso era lo que nos mantenía unidas: que pese a nuestr

. Salir al campo me da tal subidón que inc

i mundo, hilando todas las melodías que tengo en m

invencible -co

xa

s dos nos quedamos recostadas en el sofá, la una apoyada en la otra

iña, cuando aún sentía que había nacido en el

como la conocí, un niño triste y solitario que prefería maquillarse y vestirse

de el comienzo me sentí muy unida a él y preferí mil veces permanecer a su lado y defenderlo de to

eníamos nueve años y estábamos en el recreo. Mamá estaba vigilando el p

ces. Me pilló por sorpresa su cambio de

encida. Éramos unos críos y, pese a eso, estábamos hablando de un

i-brilli. Ojalá pueda tener el pelo tan largo como tú y hacerme esas trencitas tan monas que t

que fue la mejor decisión que pudo haber tomado; a pesar de que, años después, cua

Destiny se encerraba en el baño de los chicos -porque en el primer instituto al que fuimos siguieron insistiendo en

y el vestuario de chicas. Fue difícil para el resto, eso no lo voy a negar, y parte de nuestros compañeros no fueron tan tolerantes con el

odas las bromas crueles que habíamos tenido que soportar y de los insultos la

a la realidad y me sacaron de

os, la que tiene todo el poder. La vida me ha enseñad

No se ha rendido, ni siquiera cuando toda su vida le ha

ida si todos fuésemo

ó con

aprendido a amarme y todo te lo debo a ti. -Sus ojos color tierra se clavaron en los míos con intensidad. Una gran sonr

su fragancia femenina tan familiar y

r más valient

tás aquí pese a todo lo malo

o de mi pasado con mi psicóloga, con mamá, con Kevin y con mi mejor amiga. Para mí era muy difícil confiar en los de

uiero

Qué harí

te aburrirías

queño golpe

aburriría serías tú. ¿Quién, s

os necesitamos a alguien que nos apoye y que nos motive, que nos recuerde una y mil veces que no debemos dejar de ser nosotros mismos. Desti

-bramé desde mi posición

nunca recibe

o de fútbol oficial de un centro escolar que estaba no muy lejos de la universidad. Me había pasado los primeros años compaginando mis estudios con el fútbo

renunciar en varias ocasiones porque no creía estar lo suficientemente capacitada para el puesto. Sin embargo, tras las primeras semanas, me di cuenta de que me estaba ah

donde estaba. Paré el juego-. ¿Acaso crees que las ni

l crío de siete años. Al instante, sus meji

iñita pelirroja natural miraba la escena con seriedad, sin inmutarse de las palabras hirientes que le había lanzado su compañero.

tancia esbozando una s

eso. Si no me ayudas, si nunca me

ue he aprendido a jugar yo? Proba

ampo y que continuaran jugando. Miré la hora en mi reloj de pulsera

ted, señorita Turner -dijo una de las mad

s, seño

mo usted. Quiere dedicarse al fútbol, pero teme no

e di de bruces contra la realidad hasta pasados unos años, cuando comprendí que siendo mujer tendría menos posibilidades de poder dedicarme a ello y que necesitaría, con total probabilidad, un plan

una hazaña mil veces mejor que un hombre -hablé mirando cómo los críos se pasaban la pelota unos a otros. Sonreí cuando Jack le ayudó a su compañera a

tal de dos partidos jugados, casi a uno por mes. Nos encontrábamos a principio

s mientras recogía todo el material que había utilizado para la sesión de aquel día. Me gustaba dej

a Turner -se despidió

nstalaciones de la mano de su padre, me encargué de cerrar el almacén y salí de allí. Debía coger un autobús en diez minutos que me ll

contrarme: Maxwell Bristow. Llevaba, como siempre, esa ropa de marca coronada con esa mirada que quita

ertaba en mí algo que no comprendía. ¿Cómo

los míos me quedé parada en sitio, como si mis pies hubiesen echado raíces. Me había quedad

ba verte a

bre, como si lo saboreara, hizo que

dí aparentando calma cuando no la sentía para nada. ¿

éntate a

bía. Me debatí mentalmente si aceptar su oferta o quedarme de pi

asta aquí

ell era un chulito y un engreído. Para ser un influencer y

un grupo de n

s fenomenal.

abrigo. Allí dentro estaba puesta la

adora de un eq

útb

a per

reía que podría gustarme estar con los críos de un colegio -me expliqué. La cara de ese

mpoco sabía que tuviés

ue la universidad tenía a uno de los mejores equipos de fútbol f

darme, me enco

borde y, para enmendarlo, añadí-: ¿Qué

semos amigos de toda la v

fías para el artículo que estoy escrib

esante. ¿Sob

ca. Me han pedido que vaya en persona a entrevist

n usando las palabras. Soy demasiado brusca y en los exámenes

ayudart

mbio d

y saltaba a la mínima, pero en mi defensa diré que la

chico provocó que mi ya alter

eguidores en las redes sea un creído, pero no lo soy. E

sentí u

sient

da. Estoy a

n el fondo de esos ojazos me hizo

la rodilla sin apa

a abrirme así, de buenas a primeras, a la ge

ue tie

me gustaron

justo delante de la universidad y yo bajé a todo correr

lacer hablar

ismo

añana! Ten un

desbocado, las mejillas sonrosada

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