ún mejor. No lo pensé dos veces y empecé a comer, dejé los platos limpios. Un rato después, regresó Cháv
que había comido estaba sedienta, no
an drogado. Mi cabeza daba vueltas, me sentía terrible. Cuando logré levantarme y encender la luz, me di cuenta que
estación de noticias, según la fecha que dijo el locutor, habían pasado dos semanas
r, estaba pérdida. ¿Cuándo mi vida cambió tanto? Cada
idamente, y mientras me limpiaba la cara, veo que
tranquilizar, hablando suavemente, mientras sentía como me clavaba los dedos. Empecé a insultar a Chávela, su maldito jugo estoy segura de que c
raft Maga, pude esquivarla, quitarle la jeringa y clavársela en la pierna, Se durmió al instante. Me apresuré a requisarla. Tomé las llaves, las amarré y amordacé, las a
to, escuché la voz de Ken, quién hablaba por tel
poder y el dinero. Absolutamente todo lo que le pertenece a e
a ventana contigua estaba abierta, me adent
me retrato. Revisé lo más rápido que pude las mesas de luz, pero no había nad
ran alboroto, y lo supe. Ya sabían que no estaba en mi habitación. Salí de nuevo por la ventana y logré subir al techo, llevando conm