n silencio, empecé a buscar la manera de salir. Tenía muy claro que n
cosas antes para terminar en m
al de la casa, aunque no tenía ni idea de donde estaba, había echado uno que otr
pequeña cerca de setos, que había a unos dos metros. Esperé a que di
esconderme, además, la noche estaba más oscura que de costumbre y no había luna. Los dioses estaban de mi parte. Era bueno por un lado puesto
er realmente donde estaba o hacia donde tenía que ir, solo s
na de ellas la reconocí fácilmente, era Ken
a como ella se les escapara?! ¡Y no solo eso, sino que desapareciera sin d
dioses estaban a mi favor. Justamente, el árbol gigante que tenía enfrente, contaba con un pequeño hueco. Me metí en él, no pa
ción hasta que dej
ara salir del agujero, cuando me estiré, me
vi un grupo de gente en una parada, era una familia, más exactamente, una señora mayor con tres niñas. Crucé y sonriendo, me acerqué a la señora, quién me miro e inmediatamente me preguntó que me había pa
me cuentas lo ocurrido y v
uamente l
me llevaron al baño. Al verme en el espejo, no daba crédito a lo que
da me dejaba ropa. Terminé de asearme lo más rápido que pude y me vestí con lo que me habían dejado
s estaban terminando de poner la me
entras lo hacía pregunté a las niñas si tenían una bolsa para guardar mis cosas, una de ellas me se
scuché a la señora que me había bri
ismo, estoy segura que es la misma de la foto que me enviaron,
a caído en u
hacía la cocina. La mujer seguía en la sala, yo salí rápidamente por la
é a la vieja grita
a a detenerme. Desorientada, miré hacia todos lados y decidí seguir el sonido de un paso de agua, logré llegar a un rio pequeño pero cristal
la campera sucia que llevaba. La temperatura había bajado bastante y no había donde resguardarme. Me levanté y empecé a caminar