esencia del gran hombre que llenaba toda la sala con su sola presencia no ayudaba. No podía negar que sentía una atracción
atidos cuando su figura estaba cerca haciendo que cada parte de su cuerpo se sintie
. Sin embargo, lo había pillado mirándola como si fuera la mujer má
us sienes. No era como que se hubiera enamorado de él ni nada. Ni ella misma se comprendía. Pero sabía que no podía pasar de algo más que una atracción y menos con los sucesos recientes. Se despertaba tantas veces en la noche que había doblado la dosis de pastillas de dormir que tenía escondida en lo último d
su tiempo. Tenía todo el trabajo al día, no podía salir a menos que Cristian estuviera a un metro de ella. El plasma de 55 pulgadas ultra HD de la sala retrasmitía las mi
hacer algo- gritó en
pero le pagaba a una persona que venía tres veces por semana y se encargaba de tenerle la casa lista y limpia. Ni siquiera de eso te
jo acostumbrarse, llevaba mucho tiempo viviendo sola y lo otro es, que la hacía sentir prácticamente desnuda bajo su mirada no importaba lo que se pusiera, por lo que optó por la ropa más recatada que tuvo, pero para final de los dí
léfono interrumpió
la taza sobre la mesa y
del edificio, le traje algunas cosas, crees que pueda
nada pendiente que
y el mensajero dejó dicho que había que entregarlo
en su día de descanso podí
o, ya bajo, Crist
ar era amplio y estaba iluminado por los grandes cristales de las paredes que daban al exterior. Había un sin números de
cuando no vio a nadie. Un sen
menzó a retroceder nerviosa, sus instintos le advertían que volviera a su casa, no debía haber s
nía por ella. Dejándose llevar por la poca cordura que el miedo le permitía utilizar, avanzó agachada revisando por los retrovisores de los autos buscando a su atacante pero otro disparo cruzó cerca de su oreja derecha quemando la piel. Alisha retuvo un grito y se tiró al suelo. Podía sentir su rostro húmedo entre el sudor y las lágrimas pero si se detenía en ese momento su vida terminaría. Y don
. Los latidos de su corazón golpeaban en sus oídos y sus manos temblaban dolorosamente. Tomó el teléfono en su bolsillo, agradeciendo de haberlo lle
otro lado. Y rezaba e
r, qu
las palabras debido al temblor incontrolable que la recor
ido del auto de fondo, oírl
sonoramente- tiene un arma, está dispara
o te muevas de ahí a menos que sea necesari
e se mantuviera en el lugar, pero el agresor ya sabía su ubicación, y estaba cerca. Se arrastró hacia el otro auto y se incorporó
las posibilidades de sobrevivir serían nulas y cada célula de su cuerpo indicaba que corriera hacia allí. Otro disparo rompió el parabrisas del auto de
ntuvo cuando el líquido caliente inundó su espalda y su pecho. Había sido alcanzada por una bala. Intento moverse pero su cuerpo se
brazos levantándola del frío suelo,