exterior. Desgarrando la ropa en el camino corrió en dirección al hombre que había dañado a su mujer, su alma gemela, su mitad, la persona que tanto t
der la situación. La bala rasguñó una de las patas delanteras del enorme lobo m
rande en todos sus años de experiencia. Retrocedió un paso intimidado por los orbes dorados inyectados en sangre y rabia. El lobo economizaba sus movimientos analizándolo, sus largosro el gatillo se atoró. Solo fue cuestiones de segundos par
la boca y lo destrozó dentro de ella. El dolor lo cegaban, lo consumía, quitándole el aliento y las fuerzas para pensar y la muerte de aquel hombre apenas si tr
ña mancha. Aún mantenía el calor en su piel joven y suave. Un gemido de dolor brotó en la garganta y volvió
razos acercándola a él y tomo el pulso en su cuello. Era tan débil que lo asustó, pero en el fondo una sensación de alivio lo invadió para ser suprimida por la desesperación. Si no actuaba rápido, esta vez si l
a máxima velocidad, le tomó cerca de 15 minutos. Serguei lo esperaba en la entrada, gracias a la llamada que había hecho en el
aún hay esperanza de salvarla- El enorme hombre se giró y
s si se había dado cuenta. Su mente giraba solamente alrededor de la vida de su pareja. Corrió escaleras ar
ella- le soltó su alfa mie
runcido del hombre mientras apartaba la ropa de
a y darle tu sangre, yo le daré también de la mía, la sangre de lobo se
espertara, una mujer tan independiente como ella enloquecería si la amarraban de aquella forma, pero era el ún
suficiente para entrelazar sus cuerpos y que la marca quedara permanentemente en su piel. Luego se rasgó él y llevó su muñeca a los labios de ella. Inclinándole la cabeza hacia atrás, dejo que el líquido rojo entrara en su boca. Los labios inertes pero aun cálidos de su pareja reaccionaron levemente y el
era una línea roja en su piel bronceada. Muy a su pesar, tuvo que dejar que Serguei la acomodara en la cama y la cubriera con una gruesa manta. No le gustaba l
superior. Quería, necesitaba estar cerca de su pareja para cuando ella despertara. No le importaba su estad
estaba por encima en la línea de mandato pero por respeto a la persona que una vez fue su maest