Estuvo inconsciente toda la noche, hasta que llegó la primera luz del día. Una sombra de
joven con fuerza. -¡Otra vez dormiste afuera! -
ara no intensificar su cansancio. Adrien poco a poco va despertando. La luz d
intentando entra
la puerta. Mira a sus alrededores, pedazos de madera están esparcidos. Da un paso, siente un dolor punzant
aclama. -¡ha vuelto a p
o! -respond
en el suelo, impidiendo el paso a los mismos. El hombre empuja los restos y se abre paso. Se acerca a la cocina, observa los cuchillos y tenedores clavados en
quieto? -reclama
esponde el muchacho tomando
sentarse. El hombre revisa la venda y lo limpia. El muchac
re a su muchacho mientras de su maletín sac
nta. -¡Mamá y Sol! -añadió mientras se le escapan las
usurró el hombre. -¿Tod
.. -contaba intentando recordar con exac
padre mientras ajustaba el
! ¡Era un
zas que le quedan, se dirige al baño y se asea para limpiar sus heridas. Ambos finalizan sus tareas. El hombre se sienta en una de
es. ¡No quiero vivir en las calles por tu culpa!
oz grave que respondía al hombre. -¡Es igua
l valor para enfrentarte, p
irección hacia el cuarto de Adrien. Toca el hombro del muchacho, este
dolido mientras su cabeza se agacha. -¿Por qué
seguir aguantando, hasta que finalmente pueda superarte! -finalizó c
puerta la cual vuelve a rechinar, toca el interruptor cortando la luz del cuart
z! -dijo mientras su voz se
d más fría que la de Antártida. La casa comienza a i