aia; la segunda hija del poeta Kavi y su esposa paya, Aziza. Cuando Alaia nació, nadie en la comuni
s. Cada vez era peor, prácticamente se le imposibilitaba descansar, al igual que a sus padres, quienes ya estaban preocupados por ver a su pequeña con ese problema. Durante el día, A
a lo cual ella solo les dijo que debían esperar a que ella pudiera articular palabras clara
presencia de la pequeña Alaia justo en el momento del reencuentro familiar. El apuesto jovencito no podía dejar de ver los hermosos ojos color aceituna de Alaia, que hacían un especial juego con su cabellera larga, ondulada y de color rojizo particul
Mirkea, quien era el único hijo del Patriarca fallecido y a quien le había enseñado todo lo que debía ser y hacer para estar al frente de la comunidad gitana.
y con unos ojos misteriosos, enigmáticos que encantaban a todo aquel que los mirara fijamente. A pesar de todo esto, y de saber que la ni
a entre sollozos pudo contarle
estás bien?! -
o miedo... Mucha gente mo
¡Que los dioses no lo per
scucharán y vendrá la oscuridad pa
nada más? -Pregunt
No vi nada más. -Dijo
la noche. No sabían si contárselo a Mirkea, a la anciana curandera o a la comunidad completa.
eso que soñó Alaia puede cumplir
nuestra pequeña estaba muy angustiada y eso me da mala espina al re
el secreto y dejar que el
comunidad. Jugaba con su primo Janoro, quien la cuidaba y le daba mucho cariñ
su belleza, Alaia era una chica especial que se había convertido en profetiza; pues, muchos de sus sueños se convertían en realidad lo que en algunos les causaba temor y e
nturas extramatrimoniales con otras jóvenes de la comunidad, pero ninguna podía decir que tenía completamente el corazón de este joven impetuoso. Sin embargo, é