erly
cueva donde solo había eco. Porque gracias a los pulmones de Samantha casi me quedo sorda. La adoraba pero la rubia tenía unos pulmones de resto, es
on el asombro todavía dibujado
mbarazada.-pronuncie y sentí un sabor a amar
y yo le di una mirada que d
je de manera sarcástica.-porque asumo que en el
no te preñaste por obra del ¡Espíritu Santo!.-me dijo de manera
uno o dos meses. Ya se mucho que Joshua y yo habíamos terminado y yo había albergado la e
endome de hombros.-pero de que estoy em
shua .-me pregunto y yo lo negué con
ara
plana.-no lo hiciste tú sola él también participó del evento.-exclamó.-No, así fácil te abre las piernas, te la mete un p
hombros.-consiguió lo que quería
anera de evitar un embarazo?-me miró expectante.-osea Joshua es imbécil pero algo de cerebro le tiene que funcionar ¿o que?.-se colocó l
ía una especialidad única a la hora de crearle sobrenombres y apodos a las personas. Y sus comentarios eran tan graciosos que por momentos me distra
hacer?-le pregunté en un murmullo y sintiendo como un nudo de forma en mi garganta impidiéndom
deó con sus brazos dándome un fuerte abrazo. Aunque no era mi afable a las demostraciones de afecto, en este momento necesitaba un a
s mejillas debía haber rastro de lágrimas con algo de rímel de pestañas corrido por el daño.-yo te voy a apoyar.-me dijo y tomando un poco de papel to
as en voz alta pero debía tomar una decisión con referente a mi futuro.-
y eran pocas las ocasiones en las tomaba una actitud seria sobre algún tema en particular. Por eso me desconecto su cambio tan drástico
esaria para continuar con sus vidas, como si no supiera que arrastran en la conciencia con la muerte de un ser inocente.-me desvío la mirada y se quedó mirando un punto invisible como si en lugar de hablar conmigo estuviese hablando con alguien más.-un ser que no pidió venir al mundo pero que con la misma fa
ncia y ese fuese su diario vivir. Y una idea comenzó a formar en mi cabeza. Que tal vez, si lo de Samantha no fuese teatro o palabras ensayada para conmover. Sino que realmente fuese su
se de donde saque fuerza para encarar y pregu
me contesto el lugar de eso se limpió unas cuantas lágrimas q
rgarte más culpas de las que mereces. Pareciera que naciste con alma de mártir-negó con la cabeza.-tú mi amiga eres la típica Juana de Arco qu
veía capaz de ir sola a un hospital y solicitar un aborto. Me moría del miedo, por lo que
?-pregunté llorando
un bebé. Sufrir horas en quirófano, para traerlo a la vida y lu
a luego desprenderme del bebé como si se tratase de un par de zapatos viejos que le regalo a alguien. No me veía capaz de hacer algo como
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nder
nece a los astutos. Y yo conocía el poder, y sabía cómo ejercerlo y conseguir. En los inicios se me había hecho difícil obtener el poder, pero una vez conseguido la palabra difícil desaparece del vocabulario de uno. Todos desean obtener "poder" pero pocos son los que lo consiguen. Y tanto es duro el esfuerzo por conseguirlo y conservarlo para perderlo en segu
der para controlarlo todo a mi alrededor, e incluso la vida de los demá
os aterrizar señor
lleve directament
la orden para que se l
do. Odiaba Miami, tanto sol me parecia ridiculo y mas que la gente l
y yo solté un gruñido bajo, odiaba tambien que
reció una pequeña bandeja plateada, con un frasco de medicamentos y u
no mostró la menor inmutación por mi tono. Tal vez el conocerme
formo con tranquilidad―es
servando el aterrizaje por la ventanilla. Escuche cómo el sonid
ijo.―si no toma el medica
ar―dije serio―v
rir eso lo q
la brisa marina, el vapor que emana la ciudad. A unos pocos metros se encontraba dos autos, una camioneta negra todo terreno y mi Koenigsegg CCX. Ese auto me había costado $4.850.000 dólar, ya que solo se había producido tres en todo el
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erly
añas de chocolate, nutella, y películas clásicas de los 70, 80 y 90 como "Pretty Woman, Casablanca, Notting Hill, Dirty Dancing, Four Weeding and a Funerald, Runaway
uché la molesta voz de Rachel Summer nuevamente a mi lado.
ritaba sobremanera que me
amente no estaba para ceremonias y nada e
me dijo y sonrió con burla ―seguramente pa
a esa sonrisa cuando la esposa del señor Gilbert se entere que su marido la engaña contigo. Y
labra para describir a Rachel. Me levanté del mostrador, y me alice la falda y camine en dirección a la rectoría del señor Gilbert. A Pesar de que todas las puertas eran en cristal algunas puertas estaba esmerilada para dar más privacidad al personal ejecutivo del hotel. Gol
ez de piel morena. Tenía la típica pinta de un hombre que utiliza su posición para conseguir favores. Hacía tiempo ya
señor Gilbert―dije
ancete barato en el rostro. Yo obedecí y me senté con la espalda recta y con la apariencia más seria
anza yo...-antes de que pudiera dar u
aborales―me explicó de manera seria, mientras caminaba hacia con tranquilidad. Me sentía como un cordero amenazada por un tigre que está más que
casi en un susurro e incómod
ro a los ojos directamente y pregunto pero h
aula con un león hambriento y deseo de clavarme los dientes. Porque