LL
struo -O quiere algo
, esta loco si c
o en mi plato. Debía comer, no porque él me lo haya ordenado, sino por mis bebés que aún cre
fuerzas para protegerlos y
ueña gatita -dijo, mientras me llevo otro bocado a la bo
la peor escoria que hay en el mundo y tenlo por seguro que ser su sum
- me atreví a decir, pero en vez de gritárs
menazas y cuando suele tenerme cerca, sus ojos me miran de una manera extraña y después se desvían a mi vientre, mirándo
do sus brazos, sin quitarme los ojos de encim
te alteras y sale esa Fiera indomable de ti -sus ojos reflejan lascivia como el
rostro, pero antes de que lo hiciera giré mi cabeza a otro lado.
lacerá como quería, estaba equivocado. El infier
ercarse tanto hasta mí, ni siquiera soporto que m
no Mancini era el peor humano sobre la faz de la tierra, una escoria que ni el mundo debió co
que trauma tenía o que obsesión loca le provocaba, pero maldecí por ello.
él es muy distinto a mi Diablo, lo que tenemos Dante y yo esta lleno de ferv
hombre puede tener cavidad en mi co
razara y me dijera que todo iba a estar bie
ombres de Bruno. No preste atención, seguía con la cabeza girada mirado la
o el encargo ―a
a quien despreciar. Jack, es su apelativo, la verdad no sabía si ese er
tido en este mundo de la mafia. Mi hermana sufrió por él, la daño y la dejo destrozada y embarazada, y hoy me vengo a enterar que
nía ni idea de lo que había pasado con él, estaba en la ignorancia de su existenc
cupaba demasiado, tanto que me temía que hiciera algo contra ellas. Me sentía impotente e inútil al no
l frente ―dijo tajantemente ―Quiero su cabeza y serás tú el qu
vez no fallare. Hoy mismo
iciosa se reflejó en su rostro cuando se dio cuenta de que te
vez no p
―dijo sutilmente
e venir y hablarme de esa manera, nunca me quedare callada aunque es inútil discutir con ellos, aun así no podía
llames así, tú no eres
e yo creo que ella no me ha o
e segura, ell
u sonrisa ―Tenemos algo que nos
obrina en esto -o le haga otra visita. Quizás quiera venir a conocer Rusia
eña sobrina, no podía dejar que eso pasara. Pero desde aquí no se podía hace
señalé con mi dedo, me puse de pie furiosa, mirando a los dos idiota
me harás? ―dijo provocativament
ack. Pero él se disculpó con su jefe, no conmigo. Tampoco podía esperar mucho de él, de hecho de ese hombre n
volver a pasar por lo mismo, sentir ese vacío, ese dolor de pérdida, es la sensación más desagradable
e por nosotros, pero aun así me preocupa que le pase algo malo y que jamás pueda volverlo a ver. No me di cuenta que unas lágrimas estaban amenazando por salir de m