Ash
en medio del salón, parada como estúpida; teng
o de mí, sé que estoy exagerando demasiado, él nunca ha dado muestras de interés por mí, por lo que mis motivos para estar así pueden considerarse como infunda
ga a mi lado, preo
ar. Bajo mis hombros, derr
teph el papel arrugado entre
ncipios no me permiten ser así. Por mucho que duela, podré superarlo. Un hombre, por muy
vi venir -murmu
ienza a formarse en sus labios, sé que todo está perdido. Mi corazoncito se agrieta, pero lo obligo a mantenerse en pie. Steph leva
, pero duda-, yo n
l. En su rostro se forma una mueca triste, per
iere invitarte porque le gustaste. Nunca antes tuvo ese atrevimiento co
ispuesta a repetir mi interés hac
mi mente necesitada -comento como si no me importara, achacando
mada y hace gestos con sus ce
cito digno de admirar,
ponde su atracción. Lidio con el pinchazo de d
jo-. Tal vez sea el millo
iga pudiera completar su felicidad con alguien increíble, si esa persona re
niña pequeña. Sus ojos brillan con expectación y e
la librería y le pido que me ponga a hacer algo, pero bien lejos de la cafetería. Tal vez en el maldito almacén caluroso guardando trastes o
elfa me manda a buscar unas provis
e estoy sintiendo por él, es algo pasajero y provocado por mis hormonas revolucionadas. Si él, en verdad está interesado en Steph, solo me queda aceptarlo y olvidar estas
asiado entusiasta, dando un golpe en el volan
, mientras siento mi corazón saltar en mi garganta. Luego me río como
a Steph, no me altero. Le sonrío y le pido a uno de los chicos de la cocina que me ayude con los encargos. Mientras te
á marcando un número que tiene anotado en su
ar cuando ella con señas me pide que conteste. Miro la pantalla y la llama
car el celular a mi oreja. Su tono me pa
alabras. No me ayuda mucho el no saber qui
hombre y yo, cansada de este jue
no de voz es firme y decidido, nada que ver con la inseguridad de antes.
, antes de exhalar un sonoro -sí, lo es-, ni idea sobre lo que sea que está diciendo ni a quién. Tampoco
-escucho que dice con voz divertida, cuan
otro lado, para llamar a cualquier hora. Teniendo en cuenta lo que pasó
William, si les coquetea a todos a su alrededor. Si llego a ser yo la que recibe una invitación de uno de los hombres más hermosos, ricos y
ajo, bailando y cantando tal cual princesa de Disney. Lo único que falta
nimados y cuentos felices, que lo único
su puerta. La diferencia estaría, en que para ellas existe un príncipe, uno que tomará las riendas de su vida y le ofrecerá tranquilidad por el resto de su existencia. Para mí no existe nada. C
vida, lo que deseo y lo que en realidad tengo. Quisiera lograr un equilibrio, pero cada vez lo veo más lejos. Soy de las que luchan, las que quieren lograr sus objeti
mientos. Estoy sentada en una de las sillas altas de la barra, es
a expresión constantemente fruncida de sus c
gunta, mientras tomo
e significa que todo sigue igual.
que te sea de ayuda -dice, enfurruñando su car
tar las dichosas lágrimas que ya h
xpresiones azucaradas, pero ya me mentalicé para aguantar y fingir que no me importa. Porque, aunq
ción de
.
mi pequeño apartamento. Mi madre y mi hermano, no se ven po
hermano duerme con ella, en el cuarto más amplio de los dos y dónde caben dos camas. Por el contra
e. Esto es lo que yo me puedo pagar y aunque d
caer. Cierra sus ojos y me queda claro, que de ahí no se levantará hasta bien e
hacia el baño, para tomar una ducha refrescante de agua fría. No es que lo desee,
teléfono sonar. Me extraña que a estas horas alguien esté llamando. Los motivos por lo
toy de buenas y contesto. De toda
ondo con una
ar esa voz, la que más temprano no reconocí,
as no
ono bajo
por tener el privilegio de es
teph, ¿
s. Muerdo mis labios fuertemente,
oñando,