n su pecho, la rabia y el coraje que provocó su esposa, le vieron obligado alejarla de s
rtado de una manera cru
sus manos al rostro y presionaba su piel con cólera, se maldecía así mismo, por haber p
del doctor, y cuando la puert
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l patio de su casa, frente a una lápida, en l
N PAZ, ERIK
maldecirse así misma, por su arrogancia, había perdido
esposo le abandonó, le pidió el
vela, esperando que Erika regrese, pero su amada hija, nunca más v
ta sonó, ignoró los primeros toques, sin embargo, la insistencia la o
tió pesar por su media hermana, la mujer parada frente de ella, parecía una completa desconocida, ya no era la Gisel
preguntó con voz que
respondió Piedad mientra
los meses en el convento, le había ayudado
cia el lejano portón y sonriendo como una loca, cerró de
patio tra
usiera a que viera a Erika, al llegar al jardín, recorrió la mirada, por todos lado
uiero verla, deja
le dejó pensante. Detenidament
sucios, y por el hedor que manaba, no se había bañado algunos días, inc
ka, sus ojos se cristalizaron, aunque ya no le quedaban fuerzas para llora
Ahí
rección señalada, era el mismo lugar donde
ombro, cuando se fijó
signifi
... Aconse
de piedad, y la curiosida
os lápidas, cuando leyó el nombre de Erika, sintio la sa
crea que Erika murió ¿verdad? , al igua
verdad, mi hija se murió, se murió desangrada.
as, no quería creer en esa mujer, aquella era cruel
itar __ Erika, Erika, mi niña, aquí estoy, he vuelto por ti, cariño, ¿
a la habitación, al abrir la puerta, sintió un escalofrío. Gisela no había
os de su hija, cuando una empleada intentaba limpiar, ella la
grueso y se encamino hasta la ventana de la antes nombrad
o y arrugado se hizo el corazón, las lágrimas empezaron a rodar una tras ot
la almohada y la llevaba a su pecho. __Erika, mi niña, mi niña hermosa, no estás muer
imilar la noticia, que
a ex empleada, sabia que, después de ella y su espos
o quería así! ¡yo solo quería evita
que había quedado de Erika, en
eció, sus ojos se llenaron de rep
un control, le hiciste parir con una partera
beza de ambos lados __ ¡No! ¡yo no la mateeeee! Gritó al tiempo q
estaba Gisela, le preocupo, a pesar de lo mala que fue co
ela, se quedó llorando amargamente en esa cua
enfrentado a tu m
ado a tu hijo al orf
iera mentido e
puños Piedad lloro gritó con tanta
casa, desdes la lejanía se detuvo y se giró a ver la enorme casa, contemp
ción de rodillas antes el Cristo crucificad
nía la mente pérdida las lágrimas
mansión y una pensión mensual, decidió parti
ente al Cristo Piedad rezaba como lo habí
su locura, salió con su maleta, cerró sus ojos
entrar sintió un frío recorrer por su cuerpo, pasó
z de su hija cuando era una niña, l
ar cada uno de los muebl