ha se alegró y
sa. Siéntate a mi lado, q
mi lado y miré a un hermano
? Te ves confundid
Max hizo algo que n
e ahí? – Pasha lo
ana la lluvia dorada. – lo dijo en un tono
ar de la lluvia dorada? – me
o. – En mi opinión, esto es
razándome y acariciándome. – Tu madre te protegió de toda la información
n cautela. – Mi madre me crió bie
o negro? – preguntó Pasha
qué e
r, me dio la espalda
Abrió las piernas y se inclinó. – ¡Un
o, sentí que un sonrojo se extendi
eliz de meterte una polla en la boca, chupar pelotas no m
manos confundidos, pero asintieron afirmativament
o inten
cércate, veo perfectame
rvó todo lo que sucedía, acariciando silenciosamente su pene flácido. Me acerqu
n poco, te gusta
le pregunté, nunca he visto a nadie la
me por completo en el mundo de la lujuria y el libertinaje. Me incliné más cer
cé a acariciar suavemente el agujero de chocolate con mi leng
sentí complacido, ya que su aguje
ocando los testículos, y lue
e y más profundo! – Dijo Pasha emocionado,
mó con desme
como pude. Mis dedos tocaron automáticamente mi entrep
e vinieron canciones y varios gritos que me hicieron detenerme unos segundos. Al escuchar
nvolver mi cuerpo. Dejé por completo de entende
cuando, y de esto mi saliva co
detuvo instantáneamente, y luego se sentó en el sofá. Inmedia
dad te gu
ómo responder a su pre
mejillas. Los hermanos volvieron a reír. Entonces Max
regunté si estarían hablando de cómo Max me había
as piernas. Mis pezones salieron, mostr
culo también
otable. Pero yo quería hacerlo. Era como si estu
te, me sorprendí, pensando que ya con gusto
obre hielo. Sentí los movimientos más pequeños del cuerpo
uímica de nuestros cuerpos. Me gusta mucho el olor de los hermanos porque me r
r. Quería chuparles las pollas, los testículos, lamerles el ano. Inclu
cariciarme? P
– Pasha resp
locamente emocionado por lo que estaba haciendo. Fu
un estado
empiezo a meter activamente mi lengua en su agu
a su escroto y ahora solo disfr
mi hermano estaba experimentando
porque perdí el orgullo y la vergüenza. Traté de no pensar e
que estaba haciendo algo prohibid
olla y comencé a lamer todo!
e asombrarme de cuán locamente me atrae este ol
dolo. Luego regresé a mamar su verga, mi mano acariciaba su
cer insoportable. De vez en cuando volvía al ano y comenz
contra mí, pero pronto se rindió. Se
os con mi ágil lengua, entonces creo que sus porteros se aco
! – susurra Max con admiración. – ¡No nos equ