la saliva que tenía de los dos hermanos. Max entró de repente al
ugar más? Le guiñó
! – Habiendo dicho esto, instantáneamente me sent
ntinuar. Se oyó un ruido fuera de la puerta. Escuché y solo escuché el sonido d
con los labios y comencé a chuparlo lentamente, por
uretra. Me gustó este sabor único. Empecé involuntariam
os guisantes, pero tie
ronco, trazando la cabeza de pene con mi lengua y tocando una cuerda del
alpitaba y exigía caricia. También quería tene
iéramos un orgasmo al mismo tiempo. Fue importante para mí.
nta, involuntariamente me congelé de la felicidad y traté de contar al
e Max se hincharon, al pare
mos, e
e Max, pero mis labios no comprimieron to
un palo. У luego lo saqué de mi boca para admirar el órgano masculino. Quería ver cada centí
anta y hundiendo la cabeza en la laringe. Entonces rápidamente
vantando la cabeza y mirándolo de cerca. No dijo nad
culos. Luego toqué con mis dedos su aguje
ano. Seguí lamiendo y chupando sus bolas
ás profundo – dijo M
ntrar directamente en mi garganta. Instantáneamente, retroced
? Estás loco? – comencé a gritar, tra
conmoción, continuó ver
ron en el mismo lugar. No esperaba esto de mi hermano
ablemente no que sí. Y tenía tantas gan
o? Después de esperar a que terminara, inmedia
unté de nuevo, pero él solo s
ha, me lavé la cara. Y así lo repetí varias veces. Miré a Ma
e y sin ningún permiso, abrió mis pier
mencé a gemir en voz alta, mi respiración se hizo cada
idos, pero luego me entre
e hacía sentir de inmediato. Empecé a deslizarme, pero mi hermano me sostenía con la otra
alpitaban terriblemente. Gracias al orgasmo resultan
anquilo, y esta felicidad y tranqu
po, y me parecía que podía sentir como
gotas estaban congeladas en el aire y no se moví
deseo de volver a la realidad. Se puso de pie y me levantó suavemente. No sentí mi
rpo. Mi cabeza da vueltas. Sentí como s
ro de agua, tratando de esconderme de ella. Rápidamente, comencé a alej
regresara a mi asiento. Me sumergí en el agua y disfruté de su calor. Seguí lavando los r
te tan silencioso, como si no hubiera nada aquí. Todavía estaba estupefacto
envolver mi cuerpo. Ni siquiera
estaba temblando y al instante me entregó una toalla. Mientras me secaba c
atamente quise enjuagarme la boca, pero no ha
i hermano. ¿Y si Max piensa algo malo de mí? Siempre me re
mirarme en el espejo, pero no vi nada más que gotas húmedas en el c
ndo, lo seguí al interior de la habitaci
tá mal? Max
... – sonreí
Me siento a
te lo enseñaremos todo, ¡n
ender esto de mis propios hermanos