, con su vestido ondeando al viento. En ese momento, miró al cielo y rompió a llorar, pu
ruidosamente por la nariz a la vez que u
a que tenía en la mano
", dijo en voz alta y después cayó al suelo derrotada, dado que había estado trabajando en tres empleos diferentes al día para llegar a fin de mes. A
orpresa aún mayor, al encontrarse al
vida la habían traicionado, convirtiend
iña, y por lo tanto, las cosas no habían sido fáciles para ella, viéndose obligada a aprender todo por la vía dura. Owen entró en su vida como un soplo de aire fresco, y de esa for
y le había roto el corazón, dándose cuenta entonces de que la realidad era todo menos hermosa. Y no s
pero aun así, nada podría curar el dolor cada vez mayor en su interior, ni par
a grandes tragos, acabándosela pronto, ant
osa y ya no era consciente
o pensaba en acabar con todo de una vez, así que se dispuso a mirar hacia el acanti
ó hondo de nuevo y se preguntó a sí misma. 'No pienses en nada y so
to de mi vida en una silla de ruedas, y además, como no tengo a nadie que me cuide, mi vida se convertiría en un infierno. Sería peor que esta angustia', se estremeció con solo pensarlo. Por unos momentos
orrió la espalda y l
hacer? ¿Deb
ara sí, después de lo cual rompió
rla, se imaginó a sí misma viviendo con una discapacidad en silla de r
ltaré!', gr
'¿Y por qué tengo que morir cuando nada de esto es culpa mía? Esos dos vivirí
ntimientos inexplicables que la consumían, pero sí comprendió que morir no le harí
do que se congelara en el acto cuando un rayo de luz cegadora le nubló
protegerse del fuerte rayo que le daba de lleno en la cara, y antes de poder d
ió demasia
colinas, haciendo que la mujer dejara escapar un grito desgarrador cuando la oscuridad la envolvió. Entonces sintió su cu
, no quie
a y otra vez, y como si Dios hubiera escuchad
una figura borrosa, como un ángel, que se
en su cuerpo comenzara a
Mu, des
segundos, la voces ahogadas y los sollozos se hicieron más fuertes, y su cabeza comenzó a
voz de una mujer, quien la agarró por la ma
nca, frunciendo el ceño y recorrie
nto en el que se dio cuenta de algo, ya que los acontecimientos de la dolorosa noc
contraba. '¡Dios mío! ¿Estoy viva o muerta? ¿Tal vez estoy en el infierno o en el cielo?'
Es estupendo! Informaré al se
a mujer gruesa frunció el ceño, y después volvió a decir
también el ceño con confusión. "¿Quién es?
al señor Mu? ¿A su marido? ¿Qué le ha pasado? ¿Se encuentra bien?", y entonces, el
, comenzó a examinar el lugar y se dio
scuchar su propia voz, puesto que, de al
có: "Señora Mu, está en el hospital. Lleva aquí ca
ella tratando de sentarse, aunque su cuerpo no parecía querer colaborar. La chica más robust
athy le devolvió la sonrisa y pensó: '¡Bliss! Qué nombre tan bonito