ropa y el cheque que estaban adentro, N
y se vistió con rapidez. Antes de irse, le pidió a un camarero del hotel dos bolsas grandes en las que empacó
paje de ella había desaparecido y la caja que le había regalado permanecía en el mismo lugar. Se acercó incrédulo aún, pero la tarjeta que él le había escrito tenía
vo, y luego abrió la caja para confirmar su sospecha: la ropa y el chequ
acostó en la cama murmurando: "No nos conocemos, por ahora.
e confesó que el propietario de la casa ya la había alquilado a otra persona, pero que estaba haciendo
uviese bien, Nina corrió de inmediato al banco. Entregó la documentación requerid
casa, lo que significaba que seguía siendo una persona pobre. Y a todo lo anterior se le sumaba una verdad: el reemplazo del riñón de su hermano no duraría para siempre. De hecho, si surgiera alguna complicación luego de la operación, seg
itiera, en caso de emergencia, poder salir al hospital. La mejor opción era conseguir un empleo a medio tiempo,
ta, regresó al hospital y encontró que la habitaci
ijo Nina un poc
ferida a otro hospital, la persona que vino a buscarla dijo que
pero su corazón le decía que la verdad no era tan simple. Pens
línea telefónica y marcó el número de la chica. De
yo. Me dijer
"Nina, encontré un donante de riñón, así que me t
pasó ayer...",
vez y continuó luego de una breve pausa:
se, insistió: "¿A qué hosp
ono en la mano. Leon vio que la llamada había molestado un poco a su hermana porque dijo: "Bueno, está bie
ta por una calle llena de tiendas, mientra
sto que le permitía salir en cualquier momento si era necesario. Iba a su segunda prueba, entu
ista para continuar manejando, pero una voz femenina y aguda gritó al otro lado de la calle. Se volteó
dos, se acercó corriendo al hombre q
cando la dirección exacta de la calle. Entonces lo calmó: "Señor,
cha dificultad y trató de sonreírle. Luego, de repen
espondiendo: "De nada,
l dolor e intentó sonreírle para expresar la gratitud que sentía. Sin embargo, la sonrisa
eñalaban como si tuviera algo que ver con lo que había pasado. La mano seguía aferrada de tal manera que no p
rse: "Yo no tengo nada que ver con esto, solo vi lo que pasó y
ermeras haciendo su trabajo con rapidez. Cuando el líder del grupo de emergencia vio que e
ó sin decir
lancia. Solo hasta ese momento fue que Nina pudo liberar su mano, pero antes de suspirar aliviada por s
onociera, por favor suba a la ambulancia rápidamente. Lo único importante en este momen
o no se atrevió a retrasarlos más. No tuvo otra opción que subir al auto, decepcionada al n
hora. Al salir del quirófano, el médico anunció que había sido detenida la hemorragia en el estómago del hombre y ella asumió que, finalmente
ahora estaba en otro hospital. Pero al verlo inconsciente, solo y sin nadie que pudiera ayudarlo, no pudo negarse a hacerle com
mente se despertó. Desorientado, abrió los ojos y miró alrededor. Cuando se dio cuenta de que Nina estaba a su lado