img sueños sobre espejos.  /  Capítulo 5 Paty es más que el reflejo en un espejo, mucho más que un sueño | 38.46%
Instalar App
Historia

Capítulo 5 Paty es más que el reflejo en un espejo, mucho más que un sueño

Palabras:2536    |    Actualizado en: 14/04/2022

vertical sobre la cama y el lado izquierdo de mi rostro, encandilándome los ojos al intentar abrirlos. Volteé esperando encont

ñones para seguir su viaje hacia la vejiga y finalmente terminar expulsado del cuerpo por medio de la uretra de mi aparato reproductor, recordé su nombre... ¡Patrici

o. Imaginé a Eva durmiendo sosegadamente. De ninguna manera contemplaría una vida

hacia el otro cuarto donde seguramente paso Eva la noche. Conseguí ordenada la cama como si no hubiera sido ocupada. Imaginé la niña du

dría buscarlas, pero se retractó; más bien se comprometió a llevarlas por la noche. ¿Esta nueva frustración debía digerirla de qué manera...? Tragando en seco para evitar hacerle más daño, además, no soportaría ver nuevamente todo su odio sobre mí. Por lo visto debía ser totalmente tolerante de ahora en adelante: autoengañarme, decirme a mí mismo que

a su cambio. Sobre esta base inestable que sostiene nuestro matrimonio y aquellos años juntos en

udio. Al encender la luz roja mi habitación fotográfica mostraba, en un tono oscuro, su esencia y sencillez, como si el mundo no hubiera evolucionado, por tal motivo, disfrutaba seguir trabajando bajo el sistema antiguo sin importarme las muchas ventajas (las cuales tenía pleno conocimiento) que podía aprovechar con las cámaras nuevas. Lo cierto es que las circunstancias habían cambiado y d

e! Lo cierto es que el ambiente turbio se debía a las protestas estudiantiles que habían finalizado hace poco tiempo: un sin número de personas no mayor a los veinticinco años se acumularon en las principales

odos los tamaños y especies... Uno de los pocos pulmones vegetales ubicado en la ciudad capital. Caminé un gran trayecto, pero se necesitaba más de un día para recorrerlo en su totalidad. Lo importante es que

tipo palmera con largas hojas se extendían hasta abarcar la terraza por completo, simulando un vivero en el cual podías respirar con toda confianza aire fresco, era el lugar predilecto de gran parte de los comensales, incluyéndome.

stuviera listo mi pedido, cuando fue drásticamente interrumpida la programación para pasar un boletín informativo: las protestas se habían incrementado en uno de los estados del país. Nuevos enfrentamientos entre estudiantes y policías: balas, bombas molotov, piedras y gas lacrim

ogré darme cuenta quien había mencionado su nombre. En definitiva, debía c

ochenta no ocurrió ni la cuarta parte de lo que hoy estamos viviendo y el pueblo bajó de los c

no le rinde ni para sobrevivir, pero persiste en una causa perdida. ¡Nada que hacer! -El hombre asintió con tristeza y siguió trabajando

aba animado por ver el resultado de las fotos que tomé. Una parte de las tomas la revisé e

no fue lo que llamó mi atención; mi interés fue por una mujer recostada sobre la planta. Dejando por fuera cualquier hipótesis con respecto a un hecho antinatural, debía admitir que tomé la fotografía, y por cuestiones de distancia omití su presencia hasta ahora. Me pasó lo mismo con Eva: sin importar el intervalo, viendo la foto minuciosamente la recon

en tocaba para entrar a su propia casa. Miré por el ojo buey: era mi amigo, Rafael. ¡Me olvidé de las fotos que tenía que entregarle! Le abrí. No

completo llevarlas hasta tu o

r por la tecnología! -dijo mirando la cámara

o quedaron? -le en

delo tan bella. ¿La conoces? -me sentí incómodo al percatarme que

haber tomado esa foto

a soltería por esa morenaza.

espondí mientras le quitaba el portátil, no quería que siguiera indagando sobre el rostro de Paty-. Desde e

ostro sorprendido, también mos

a conmigo. Tuvimos una fuerte discusión. Nunca tuve una

agredi

desde hace unos días para conmigo me sacó de mis cabales y la jalé bruscamente. Obviamente, no me lo per

ró su reloj de muñeca. Se disculpó por no poder q

agino -le respondí

jo a los hombres tan valientes como tú. -Ambos

e la mesa de centro, regresé a buscarlo. Era el mismo rostro, claro está, con muchos más años encima, pero mantenía e

rvé que además de haber oscurecido, la camioneta negra, propiedad de mi suegra,

una sola palabra ni determinarme. Por el contrario, Abigail se lanzó sobre mis brazos, obligándome a dar un par de vueltas

ra, advertí, al llegar a la ventanilla d

u versión,

tar al pie de la letra lo que paso entre nosotros, pero ella debe reconocer que, g

te, de lo contrario, la situación solo empeorará. -Alzó un poco el torso para poder darme un beso en la frente y despedirse co

ue, si me atreviera a tocar, mis manos quedarían despellejadas. Andaba por la casa como una sombra que destilaba a través de su

«¡Me encanta el clima del polo norte!», recalcaba cada noche al prenderlo. Lo que más me costó fue llegar a la habitación donde dormía Eva. Con los ojos cerrados, mi cabeza inclinada sobre la puerta, sostuve la perilla sin darle vuelta.

¡Posiblemente estaré recordando una vida pasada! ¡Basta! Todo lo que pensaba, era totalmente absurdo. Lo único sensato era pensar, sin importar la circunstancia, no quería una realidad donde no p

or. Me recosté sobre mi cama. Al desplegar el portátil, busqué entre la galería su foto. La inusual historia que se estaba de

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY