o tiempo encerrado sin ver la luz del día, perdió la cuenta. Sus ojos se acostumbraron a la oscuridad. Al principio tan solo una pequeña antorcha que co
desde lejos cuando los orcos se acercaban a traerle el alimento, escuchaba ruidos lejanos de lobos aullar y últimamente escuchaba la respiración corta y débil de su amigo Heresin. Grindal estaba muy preocupado por la salud de su amigo, sabía que desde hacía algún tiempo no probaba la comida que le traían los orcos. Plato tras plato se acumulaban en el suelo haciendo las delicias de las ratas y cucarachas, haciendo que estos animales se propagaran mucho más. Al principio el mago también se negaba a probar aquella apestosa comida, pan podrido y aguan igualmente sucia, pero al pasar el tiempo, el hambre y la sed lo vencieron y no tuvo más remedio que alimentarse con aquella inmundicia. Un día estaba tan desesperado por probar algo de carne, qu
le suplicó a uno de los orcos que le avisará a Andariel de la situación de Heresin, la única contestación que tuvo el mago fue un puño en
s vivían con él o si era la celda de las ratas y él vivía con ellas. Todos los días, en parte para mantener su mente ocupada y trabajando, Grindal pensaba en los planes de Andariel. Se preguntaba que estaba pasando afuera, en el mundo. Se sentía muy impotente, la ansiedad por tener noticias del exterior lo mataba, se preguntaba si la hechicera en su afán por encontrar al heredero del reino medio-elfo, había tenido éxito y si fuera así, que planes tendría para aquel individuo que muchos años atrás él mismo había salvado de la mue
a traspasarlo y energía era precisamente lo que le faltaba al mago, ya que al pasar los días se sentía más y más débil, no solo física sino mentalmente y también del espíritu. Si bien en los primeros días de reclusión había ideado planes para escapar, al pasar de los días desistió de esa idea ya que se dio cuenta que era prácticamente imposible. Sin la posibilidad de utilizar su ma
espierto,
alguna, tan solo se escuchaba l
a insistir -¿
perante, que duró mucho tiempo. Grindal a tientas dio con un recipiente en donde horas atrás le había
después escupiendo la gran mayoría de lo bebi
nemos, así que peor
spués de un segundo de silencio en el que de nuevo se postr
unca el mundo necesita de nosotros
abrigarme bien para conservar mi calor corporal no logro que este frio se vaya. Y están las pesadillas amigo, horribles pesadillas que hacen que ya no quiera cerrar nunca más los ojos. Esos malditos espectro
r, mi amigo-. I
cemos algo de inmediato ninguno de los dos sobrevivirá y en algo tenéis razón, el mun
ido preguntó -¿A
señor oscuro-. De nuevo la tos seca tomó posesión del herido y débil mago. Después de varios minutos, por fin el mago pudo controlar la tos y de nuevo h
sino ya estaríamos mue
eresin a quien le costaba mucho trabajo articula
ó –No hay manera de escapar de aquí, un hechizo muy gr
solo hay una manera para que
l mago había perdido la cordura, dijo –No sé de qué habláis, pero si ha
il. Esto que os voy a decir, la única manera
qué os referís? ¿Cuál es esa ún
e los altos elfos utilizaban muchos miles de años atrás y que nos la enseñaron a los primeros
expresó -¿No estaré
e estoy hablando. Cambiapieles-. Luego, haciendo otro esfuerzo por hablar siguió diciendo –E
ica muy antigua
cerla, no mientas-. Inter
energía para llevarla a cabo y energía mi
energía vital mística no puede ser tomada ni arrebatada por la fuerza, debe ser dada volun
hechizo que cae s
–No hay hechizo que pueda contrarrestar nuestra energía vital
si vos me entregáis vuestra energí
a que vos podáis huir y salvaros. Más adelante, Grindal, os llegará el turno de hacer vuestro sacrificio-. El viejo y moribundo mago estiró la mano a través de los barrotes que separaba
rarlo antes que Andariel. Vos sabéis cuán importante es él para todos nosotros. Él es la única esperanza de todo
prometo
osa y vos lo seréis aún más-. El viejo mago sonrió un tanto –Después de todo si hay esperanza ¿no creéis?-. Después de un momento de nuevo Heresin dijo –Hagamos esto de
igo y cerró los ojos tratando de conc
mística a mi amigo y hermano Grindal. Que él la sepa utilizar para el bien y nunca para el mal-. Después de estas palabras una luz blanquecina fluorescente iluminó todo el lugar traspasándose a través de las manos, de Heresin a Gr
os pulmones, por primera vez en mucho tiempo sintió paz y tranquilidad. Contempló el cuerpo sin vida de su amigo, en el suelo, al otro lado de los barrotes, en la otra celda y no pudo evitar que una oleada de tristeza lo invadiera
con furia. Grindal entonces sostuvo muy fuerte al roedor con una mano mientras que con la otra la acariciaba desde la cabeza hasta donde empieza la cola mientras recitaba una oración. Al instante la rata se calmó y entró en una especie de trance pues no se movía para nada, tan solo atinaba a mirar a Grindal. Este último supo que era el momento para llevar a cabio el ritual, así que dejando a la rata en el piso, se dispuso a quitarse toda su ropa. Cuando estuvo tota
mágica como dolorosa duró un par de minutos, en los cuales los gritos de dolor se escucharon por todo el lugar. Al final ya no había rastro de Grindal en aquella celda, tan solo habitaba una rata más. Con el tamaño de una rata común y silvestre pero con pensamientos de hombre, Grindal, transformado en roedor supo que era hora de marcharse así que movió ese pequeño cuerpo buscando una salida de aquel lugar. El mundo que había conocido el mago, ahora tenía otra perspectiva, desde ese tamaño todo lucia más grande. Siguiendo a otras
n sorpresa. Encontraron a Heresin en el suelo, sin vida. Y del otro hombre no hallaron rastro alguno, tan solo la