un inconveniente, trabajar en la Mansión Constan no estaba dentro de mis planes, porque la familia Cayet dueña de
arros y fiestas que no tenían ningún sentido, además si hacían alguna donación era para su beneficio, nunca había visto a algún miembro de la nobleza hacer algo sin pedir nada a cambio. Ellos eran los causantes de la gran pobreza que existía en nuestro país, sin mencionar al príncipe herede
plemente para conseguir que aceptara el trabajar ahí, sin embargo no me convencería de ninguna
or qué?! -exclamó dando un golpe en la mesa
dejando los cubiertos en la mesa. No podía entender su pregunta
ue vas a trabajar -respondió haciendo énfasis en la última palabra-. Debes aceptar
nuestra situación. Las dos teníamos varios trabajos, sin embargo,
lo que he escuchado es una mujer antipática al i
esechar alimentos que aún podían comerse. Luego me fui a la sala, y después de unos minutos apareció mi madr
o sobre este tema -contesté
ar las palabras: «Buen trabajo y Ma
os terminado de hablar! -grito
cerrojo para que ella no pud
os o un día de estos iba a caer sobre mí, mi cama y colchón chirrearan cada vez que me acostaba y las paredes por suerte las había podido pintar con algo de pintura que nos había dado el padre de Paty, pero además
oche; así que, me cambié de ropa y me acosté en la cama, que a pesar de
mis cansados ojos se cerraron
dre regresaba de su largo viaje e
re cómo era costumbre cada vez que llegaba de un viaje, pero en vez de es
ué lloras? -pregunté acer
tó secando las lágrimas que
í pasando mis brazos
eran mágicos y siempre que pu
ondió abrazánd
má? -pregunté
Sus ojos reflejaban un dolor que no podía comprender. ¿Qué podía haber
je que tu abuela está en el ci
recordando esa conversación. Me había dolido mucho no conocer a la abuela, ya que mi madre decía que era
ido al cielo -prosiguió mam
quise decirle que eso no era verdad, que él había prometido regresar, pero mi boca se negaba a
zo de mi madre y
lvió a mí y grité c
al cuarto de mis padres- ¡Papá, sé que estás aquí
taban llenos de lágrimas, tanto que c
tió regresar», repetía en mi me
agas esto -suplicó mi ma
paraban de temblar, al igual que los míos, pero no quería cre
do con la esperanza de
que mis ojos se nublaban y en un momento noté como mis mejillas s
obstante el destino me lo había quitado muy rápido. A pesar de que habían pasado nueve años seguía teniendo esas horribles
ardé mis lágrimas y tragué el nudo que siempre se
aba el desayuno mientras tarareaba una canción que no reconocí. Después de un segundo mi madre se dio cuenta de mi presencia y se giró hac
iste ll
ndo rastro de alguna lágrima que me de
llorado tantas veces en silencio, q
te llorando -respondió cruzándose de brazos, di
r que no la estaba convenciéndola agregué: -El problema es que
gua pensando en mis dificultades; al principio el baño era mi refugio para llorar y desahogarme, pero luego comencé a decir
í de la ducha, me ve
, y ni siquiera me miró cuando me sen
-preguntó después de un rato
teníamos mucho dinero mi madre sabía
as vuelto a considerar el tema del trabajo -sol
nada en el trabajo, pero sí en nuestro problemas y pensándolo ahora con la cabeza fr
demasiados problemas como para estar rechazando el trabajo -r
asunto aceptarías, siempre haces lo mismo! -exclam
ás a tu hija a la muerte -respondí yo separá
ión Constan, serás atendida por Madame Müller. El trabajo es solo por el verano por tanto no afectará la universidad y las recomendaciones ya fueron enviadas por la señora-respondí, sin mucho ánimo-. Si eso es tod
de desayunar? -pregu
pondí y salí de la casa so
salir de la ciudad. Allí solía ir con mi padre a pescar, era mi lugar favorit
comprobar que estaba vacío fui hacia allí y me senté. El banco daba una hermosa vis
así no soportaba pensar en trabajar para la Duquesa de Constan y su hija Susan. Por lo que había escuchado de Susan
me sobresaltó. Al girarme me encontré con
ramente, siempre que le costaba convencerme de algo acudía a
taría nada mal, Deborin
o apelativo con el que siempre me llamaba, pero
r mi tono se
para salvarlo y no por falta de personas que donaran el dinero, porque recuerdo haber visto por lo menos cinco nobles cerca de ella. Mi furia por la nobleza había comenzado ese día, con tanto dinero que poseí
por el alto costo de esta, si bien llevaba reuniendo hace un buen tiempo, todavía no llegaba ni
espondí llevándome una mano al pecho-. Además mi madre me hubiese obl
es si sabes que Ada es más testa
ontesté en un suspiro para ha
ió con una sonrisa, no obstante yo ni siquiera hice el i
Cenicienta» por ser hija de una sirvienta. Siempre que me molestaban Paty salía en mi defensa y yo sol
vacaciones ya nadie te
pondí con fastidio y para cambiar de t
emoción. Paty estaba estudiando periodismo para seguir la tradición familiar y al parecer era
r. Paty era talentosa en muchas cosas, a diferencia de mí, ya qu
ontaba cosas que le habían pasado a personas las cuales no conocía, pero siempre que decía no conoc
mó su teléfono para ver quién era el inoportuno. Al ver de quién se trataba sus ojos se iluminaron como si
La cara de tonta enamorada no se la quitaba nadie. A pesar de que llevaban solo un año era como si llev
unté poniéndome de pie, la cogí por las manos
e veo -dijo Paty pasándose una ma
muchas veces que
de un color marrón oscuro y su cabello no tenía nada que envi
-respondió dándome un abr
arde -me despedí
que me puse a lanzar piedra
en mi lugar -dijo una voz detrás de
irle cuatro cosas al que se creía el dueño d
que era. Tenía ojos marrones y despiertos, cejas espesas, nariz de punta cuadrada, cabello castaño claro perfectamente peinado y bo
i escaneo ráp
e que el parque es público, por l
que vengo me siento aquí -respondió y el tono de s
ni suyo, ni mío -alegué poniéndome de pie para que mis palabras tuvieran más efecto,
ceder -expresó con una sonris
entarse, porque aquí estoy yo -respondí firm
s. Sentía el calor que desprendía su cuerpo; cerré los ojos y
o abrí los ojos y me encontré co
-dijo con un tono intimid
un experto en el a
a internamente: «Concéntrate, concéntrate, co
ropuso dando un paso atrás
ondí sin ganas de seguir hablando con es
ylan Kosyan, mucho gusto -se
hándole la mano-, aunque no p
-resolvió él como si un n
sin co
i nombre, además la
ré si acepto -señalé cediendo un po
uería oír -dijo con una so
ue están haciendo una carrera, e
nté mirándolo a los ojos y
diota se iría -, pero si yo gano, cenarás conmigo mañana -abrí los ojos sorprendida por
ontigo -respondí girándo
ijo sentándose en el banco con una
esto por ese -agregué señalando a l
a perder -agregó a mi lado con tono arrogante. Este ho
s ganarás -di
ta, pero acabas de perder -
efectivamente, la bicicleta que
nció a mi espalda y sentí ganas d
e casi gruñendo apreta
Ahora dame tu número de telé
te
-preguntó al
que un desconocido tuv
éfono en casa -dijo desmintiéndome-. Dámelo ahor
-pregunté fru
irtiendo -respondió acercándose a mí
lo daré -dije hundien
conseguiré -aseguró c
me, pero de pronto me tomó por la muñeca, me volví y por un momento me
por ti a las
más? -dije soltá
a -respondió mostrándome su pe
a cruzarme con ese tal Dylan, ya bastante que tenía que cenar con ese idiota. ¡¡Dios!!