víctima vale unas cuantas monedas, no importa quién sea, la sa
l momento, analizando cada movimiento de su víctima, tal como un león sig
tro, chantajeo, todo vale en este negocio. Gastó mi dinero en prostitutas, en el arsenal más eficaz y mortífero del mercado, en un buen coche para perseguir a mi presa
umpen una interesante partida de cartas, lanzan a los juga
de ninguno de ellos, los saluda alegremente, les ofre
levantan enfadados y sorprendidos, mientras el osado hombre se ríe, parece divertirse, incluso les invita a pelear, y así lo hacen, veo como la cabeza de
otros amigos, por suerte la jarra que estaba en mi mano, de la cual yo bebía tan tranquilamente, se acaba haciendo añicos en el cráneo de uno de ellos, y el otro es a
informó el hombre osado
te a quien buscaba,
preguntó aquel hom
espire, no se agobie, aún
ME TO
alguien que dice ser pacífico, aunque bien s
e qué me
ue días antes usted mandó para asesinar a estos otros- la cara de aquel hombre cambió por
ro me pagaron, fue un tal Her
nyecté una dosis de cianuro, la suficiente para envenenarle, haciendo que le
largarse