ítu
A
ñor Reyes. Yo...
lamarme, señor? ¿Hace cuá
ñor... Digo, William.
Llámame
me. -no se me pasó desapercibido el doble sentido de sus p
n su tono al hacer esa pregunta, in
la ira
caso, vamos
o Carlos pu
hace falta
a tan cerca de mí, que podía sentir su aliento mentolado y fr
s, como si quisiera que lo ret
no lo del café, eso no fue t
tá
nes quitándome la c
para S
ara mí sola antes de
muchas
ía y ves que tu vida es una
veo caminar. ¿Acaso acaba de regañarme? -.
lo alcanzo ponié
Pero tengo antojo de
. Siento cómo la sangre sube por mi cuello y se estanca en mis mejillas; bajo la
al gran edificio que estaba ante nosotros. Donde se
NES INMOBILI
e la entrada
llevarlo a su oreja, mie
irada tan caliente que Will me da mientras le da un repaso a mi cue
o algo
auto. Dile a Susan que m
con la
go? -lo mir
ar pensando que
bueno
Tienes qu
ara volver a en
Es por eso que ando a las dos de la ta
nte, acaricia su ment
aciendo que los dos volteemos a tiempo; para ver a Carlos bajar del auto y ca
irada intensa que me da, hace que se me erice los vellos de la nuca. Caminamos hasta el au
iera lo que su t
e soluc
ube. Por la ventanilla del auto observo ha Will; que se queda parado en la acera con las manos metidas en sus bolsillos y la mirada fija
nto todo el camino a casa. Dejando que mis pensamientos
a esa hora en la direcció
ba yo a saber de él