ria
te de los Alp
r así, de ser llevado de nuevo al laboratorio; esta ves estaba seguro que no serían tan benévolos y solo se limitarían a matarlo como el perro que siempre le
Jeans y un suéter ligero, pero prefería arriesgarse a tener una sola oportunidad en esa inhóspita llanura que a esper
ción". El cuerpo comenzaba a dolerle por el esfuerzo y los ojos se cerraban de manera casi involuntaria, tropezó varias veces antes de caer de bruces por el agotamiento. Estaba seguro
o, pero estaba perdiendo la esperanza. Siguió caminando, no podía hacer otra cosa que solo eso, caminar y caminar, alejarse lo más posible de la patrulla que estaba seguro que lo estaba buscado para regre
ya no les protegía ahora que la temperatura comenzaba a descender, si ellos que estaban vestidos para sobrevivir, eran vulnerables a ese clima, entonces el prisionero
guro de que el prisionero ya estaría muerto pues la noche comenzaba apoderarse de la montaña y en caso de
nas si podía respirar, ahora estaba seguro de que no pasaría la noche, pero estaba bien se dijo, era mejor
omperlos de tanto temblar. A pesar de la hipotermia estaba dispuesto a contemplar la belleza, si esta sería su última noche en este mundo no podía desperdiciar
e subiendo hasta colocarse en el punto más alto para iluminarlo todo, de cómo las estrellas parecían tintinear; poco a poco fue cerran
po dolorido de tanto que lo apretó intentando calmar el frío, pero ahora ya
ora se daba cuenta de que estaba en una pequeña choza, no se veía a nadie, pero alguien debió rescatarlo, traerlo hasta aquí y preparar el café. Estaba i
r calentarlas un poco, y dio un pequeño sorbo al líquido que al parecer estaba hirviendo. En ningún momento desvió la mira
ignó a echar un vistazo al hombre
e dio un sorbo a su café- m
estaba en posición
e que sal
se enfocó en recobrar fuerzas para poder marcharse de ese maldito lugar, debía alejar
nte un día después de comer lo que quedaba d
o sorprendido, pero después
siguió recogiendo los platos de la mesa, c
uda
uscaba una manera de vengarse, que tenía que hacerlo con mucho cuidado porque aún tenía una hija a la cual debía proteger a toda co
n quiero venganza, después
vere
ho tiempo, La Hermandad nunca sospecharía de un hombre rico, pues a su raza no los consideraban muy inteligentes, los creían animales y un animal no podía amasar una fortuna.
ce, las cosas cambiaron drásticamente. Deseo una nueva vida para él, pero sobre todo para ella. Harí
ia cuando tuvieron un hijo al que llamaron Derek, todo fue exce
taban parados en un pequeño claro acompañados de otros animales salvajes de su misma especie, Derek ya se había transformado en un pequeño lobezno y aten
la patrulla que los observaba, él casi podía jurar que el lugar era seguro, por eso se atrevió a lle
nos de unos hombres que salieron de la nada, cuando este comenzaba la transformación, Fr
taba solo, pero para no dejar cabos suelto
días estuvo desaparecido, pero siempre en compañía de la manada
el pequeño no volvió a ser el mismo niño de antes. Derek despre