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E
que después de todo nos toca asumir nuestras equivocaciones. ¿Casualidad? ¿destino? ¿o coincidencia? la verdad no sé, solo puedo pensa
didad me pone a traspirar las manos y no la estoy pasand
radicarte en Nueva York?
esponde s
cas palabras-
ndar hablando de mis cosas personales con na
el cual me recuerda el «Krasivo» que me
s que es un hombre protector y estoy acostumbrada ya qu
que clase de hombre sale mi hermana-mira a Kolja-a
per
ome sentir mal, enojada y es que deseo echarle el vino en la cara-es normal que te qui
la cual luce igual de impactada. Ella suelta una sonrisa
un delincuente? Âżest
quiero con todas mis fuerzas que me mire, pero no lo
, lo conozco y con su hermana no acept
está bromea
como si no le importara nada,
e su parte, lo que no quiere decir que tenga que abrirme con u
os de comer y por mas que me obligo a no mirar, como si se tratara de un imán, dirijo mi mirada hacia el hombre
or amiga y no sé cómo manejar esta situación. Lo peor es que actú
oco de música clásica mientras parada al lado de la ventana hab
latican a unos pasos lejos de nosotros-
en la discoteca, pero el parece no recordarme. Como no gustarle a Sade, si a mi me impacto la primera vez que
pantis. El recuerdo arde por dentro y el impacto me llega cuando choca su mirada aguamari
dor. Además de sus hombros anchos y las piernas gruesas que se hacen notar enfundadas en un baquero desg
enamorada. Nunca la habĂa visto asĂ de interesa por alguien y ha tenido muchos novios, demasia
uscando el contacto de su boca pero.... DesvĂo la mirada apretando con fuerza la copa que tengo en mis manos conteniendo la
e irme, esto
a de las manos-me siento
dĂa muy pesado-le doy un beso en la mejill
areja que nota nuestra presencia. La mirada del invitado principal se desvĂa al contacto que
e voy
-pide Sade, pero quiero ac
e-me acerco a darle un
zas para mirar al hombre que con s
sto conoce
miento porque Sade, al igual como su hermano están pendientes de todo. El vello facial de dĂas acribilla mis
el hombre es
duro pectoral. Huele tan delicioso, huele a hombre, macho, a un ani
mo digo
os pelos en punta. Tomo mi bolsa con las manos sudadas y s
llevarte
cupes vine
r eso-no me suelta la mano en
prop
hace mucha gracia e
do-golpe su ho
o quiero que bromees,
n el auto y Zeus s
no me presiones porqu
sp
al menos
ataque, no obstante respondo a su beso porque me gusta el deseo que muestra por mi. Ya lo hemos hecho a
n ese sujeto cuando estoy besando a otro. Mi corazón se acelera cuando miro por encima de su hombro a la puerta detrás de Zeus y aprieto
convierte en el foco de mis deseo, pensamientos y fantasĂa. No me recuerda, o eso intenta hacerme entender,
Zeus mirando por encima de su
i tus
omo quisiera chocárselo por idiota. Puedo entender que no habĂa mucha luz, pero es imp
me acerco a darle un beso en la cabeza antes
ogre conciliar el sueño. Tres de la mañana llegan este par de sinvergüenzas y