TULO
ERRA
o Don Fadrique de Toledo Osorio, capitán general de la armada del Océano, escrutaba el mar, casi a espaldas de Contreras. Le preocupaba la posible traición del empobrecido rey Carlos I, que acababa de firmar la paz con Felipe IV y no dejaba de pensar tampoco en los holand
jaban ver en el horizonte con la timidez que aporta la lejanía. Fue Don Fadrique
lo lejos se divisan tres velas
Don Fadrique le indicaba. Vio las dos naos, que navegaban casi alcanz
dos naos cuyo pabellón no distingo...
llegar y veremos de apresar
tencia de fuego capaz de barrerles del mapa. Holanda firmó la pa
landés, pero no se acercaba bote alguno ni hombres llegaban a tomar las naos. Algo sucedía y no sabía qué era. Pero ahora era Don Fernando, quién pedí
es y tres holandeses, casi del mismo punto salidos? Tened dispue
naves estuviesen a tiro. En el muelle crecía la tensión y circulaba ya el bulo de que Inglaterra y Holanda se habían aliado y atacaban a la flota española
a enviada a los tres galeones restantes. En las dos naos y el galeón holandés, se disponían a rechazarlos y n
atacar a las tres naves que perseg
os de Su Majestad y deben ser tratados como tales. Las órde
acer si nos atacan es
al fuego y
aba zafarrancho de combate y los cañones asomaban desafiantes por las portas de los costados, erizándolo de bocas de fuego. Los tres navíos se desplegaban en
nto tan remoto y en poder de alguien más fuerte, a dirimir sus cuitas, en batalla que nada clara
sus disparos, aprovechando su menor capacidad de fuego. El almirante de la flotilla inglesa, ordenó cambiar de táctica y rodear a la flotilla holandesa por ambos costados. Esto era lo que buscaba el holandés, que al ver acercarse a dos navíos por estribor y otros dos por babor, ordenó disparar primero. La andanada causó estragos en las amuradas de estribor de dos navíos ingleses y en una de babor de otro. Cuando los cuatro galeones del rey Carlos dispararon, saltó en peda
rta, bañada en sangre inglesa de ambos bandos, era abandonada. "La Misericordia" que no había sido abordada, dejaba que el galeón que le atacaba se retirase y el navío holandés, aprovechaba la ventaja para acercarse por el costado de estribor del que huía y dispararle una andanada, que lo dejaba sin popa y ardiendo entre furiosas llamas. Robert Grant, había decidido auxiliar al galeón que se hundía y a sus hombres y eso le había costado otro más. Los
ntemente se han defendido. El galeón que les apoya, ha decidido la batalla a s
l "Santísima Virgen de las Án
do y en ellos vieron tan solo a cuatro soldados que remaban y un oficial en las respectivas proas de estos, sus miedos pasaron a un segundo plano. Gritaron los españoles, para que se les permitiera su
ste barco? Soy Alonso de Matr
ue nos proveyerais de víveres y ungüentos, para curar a los n
. Ahora decidme qué razón tienen esos barcos ingl
ferviente catolicismo, que había regado de sangre el continente e
nía de nuestro rey, para instalarnos en el nuevo mundo, en un lugar do
ocasión, solo veremos en vos, a quién ayuda necesita y haremos de nuestra fe para con vos, como aquel buen samaritano hizo, con el que yacía malt
temor a la muerte. En ese instante John el pequeño de los Wox se adelantó y sin mostrar miedo alguno, miró al capitán español, mientras observaba la espada enfundada en