fuese poco con aquello, también tenía que soportar las extrañas miradas que la familia le dedicaba, miradas llenas de interrogación, de per
cariño?- la dulce voz de l
Isabella, tomó asiento a su lado. Observ
es ner
, y
sación con mi hijo
as a preguntar- mantuvo la vista en aquellos dulces ojos verdes, llenos de ternura y comprensión
o conozco mejor que nadie- Vanessa, luchaba con la vergüenza que sen
a,
bordes azules y dorados, las hebras de oro del bordado resaltaban espléndidamente la majestuo
- le preguntó Za
espondió él, ap
le pregunt
uchas
eza, fue ella qui
ias entonces
ea, Jamal- le res
solo serán unos minutos, espero no les moleste- se giró ha
- respondió la
amente y en silencio, luego se topo con la mirada de su tío, quién le sonrió y le guiñó un ojo, pero Nael ni
ncómodo pues Vanessa, no sabía qué pensar. ¿Estaba arrepentido del
le preguntó ya si
la tomó de la mano estrechándose
ino que siguió caminando. Vanessa, pudo sent
raba que era hermoso tener tan bello jardín en un lugar como Norusakistan. Caminaron en silencio bajo el du
nes
interrumpió- por favor, no lo ha
lla- jamás me disculparía por ese beso, ni por ningún otros, siempre y c
ojos se cri
rimos, que nada podría suceder entre nos
para ser sincera, siempre me dije que nun
reguntó él con e
rusakistan, todo un Príncipe heredero... yo, yo solo soy
o- todo lo que quiero, Vanessa. Me he obligado a reprimir
a sus brazos, estrechándolo con fuerza- siempre, desde que tengo uso
éndose disfrutar de la increíble sensación que lo embargaba. Se había ne
ará que nos queremos Nael,
anessa, somos libre de querernos si así lo deseamos.
confiesa y se aleja para ver su reacción
én lo sospecha. Ya sabes
que me a
aricia la mejilla derecha- eres tan dulce y he
mejillas- permíteme intentarlo si quie
os labios- quiéreme, Vanessa- un par de lágrimas de f
dirá
biertamente, que la familia note el
...- confes
rte, Vanessa, voy a proteger esto que sentimos. Eso de ser diferent
uién asegu
va a funcionar- dijo acercándose a su boca- haremos
obtuvo. Se aplicó otra generosa porción de perfume y pei
ora de cobra
nrió a la imagen que el espejo le devolvía, tan hermosa, tan sensual como quería. Se
, esperaba no ser vista por nadie. Se adentró en el ala del servicio caminando con paso firme, tan segura de si misma, como l
e buscaba, miró a ambo
minuto bóxer de color blanco. Caminó con cuidado hasta llegar al borde de la cama, una sonrisa gatuna se dibujó en su rostro. Extendió una mano con delicadeza y deslizó la yema de los dedos por encima del amplio pec
ine... ¿Qué
ente nada-
mi habitación sin que lo note?... tus pasos, tu perfume, tu presencia, to
ntó en su regazo y le ace
tenido capricho... un antojo noctur
ndiendo su piel. Se inclinó sobre él, obligándolo a recostarse sobre la mullida cama, deslizó sus labios por el masculino cuello, el amp
r, con voz agitada. Helaine,
, sintió la furia bullir en su interior, saltó de la cama y corrió
colocándola de frente a él- ¿pretendes ven
hablas, Didi
. - a medida que hablaba la arrastraba de nuevo a la cama- si me conocieras,
rse, pero el calor que emanaba del cuerpo de Didier, la estaba enloqueciendo. Él conocía su cuerpo, dónde tocar, cómo acariciarla para encender su piel
Haleine. . . siempre
a, lo vio alejarse por el pasillo, sonrió y tocó sus labios, casi sin poder creer que todo aquello hubie
ndo Vanessa, neces