img A CUESTAS CON MI MADRE  /  Capítulo 7 CUATRO PERMISOS CARCELARIOS | 36.84%
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Historia

Capítulo 7 CUATRO PERMISOS CARCELARIOS

Palabras:3052    |    Actualizado en: 11/11/2022

TULO

RMISOS CA

manida frasecita de inicio.-Una chica como tú no debería ir por esos mundos de dios s

estaba sola, pero se abstuvo de hacerlo, par

tutearte por favor, no eres tan mayor

que te llamas Pablo...que bonit

lla, que no sabía cómo evitarle, y a Antonio le entró una urgente risa, que a duras penas pudo contener. Ver a un heterosexual recalcitrante, bailar con una lesbiana de tomo y lomo, era algo digno de grabar en la mente, para no olvidarlo...Cuando se separaron, los dos tenían sus respect

ara a cara con una página de la historia, frente al anfiteatro de Mérida, que se le

barrio enorme, lleno de madres con niños, que es lo que hace falta. _"La Alfonsa" desbarraba, sin detenerse a pensar

de España al aire libre, es de la época romana una

n sus orgías y ritos en los que desangraban a sus víctimas para ofrecérselos a los demonios como ofrenda

y dramas de poetas famosos griegos y romanos...-trata

mataban a los cristianos en el circo...esto era el

s...-Magdalena se llevaba las manos a la cabeza y suspiraba aterrada por la evidente carga de ignorancia que llevaban a sus

ra...para...¡ay!, no quería ni pensar que terribles cochinadas harían con su "Antoñito", tan ingenuo e inocente é

evió a decirle Magdalena indignada por perder parte del exiguo auditorio que la rodeaba en sus disquisic

"esos" que hacen cosas malas...me vienen unas ganas de llorar. Hijas es que vosotras tend

te da nietos, esto lo hacen los niños para pincharnos ná más...¡ayyyyy! Estos críos que nos sacan canas, con tó lo que nos hemos s

rante de "La Amadora" y cotillear un poco, par al menos no perder el buen hábito. Que luego ya se sabe, se pierden las maneras y se deja de ser una maruja de primera por menos de nada. Pero "La Amadora", ya estaba en otra "onda", a la que le habían transportado un par de bollos e mantequilla que relucían como

on ruidos y mordisqueaba glotonamente sus bollos, uno tras otro, hasta meterlos dentro del buche.-que no he

e heredaba de muchas generaciones de marujas de primer orden. El camarero, ya acostumbrado a ver escenas similares, no les prestó atención, ellos tenían en aquella ciudad, como tropecientas de aquellas coma

xigido andar mucho...Cáceres era muy planita, por lo que al menos las cuestas no les supondrían un esfuerzo. A ver si con lo caros que salían los bollos en aquella cafetería, iban a devolverlo todo...como patizambas,

aprovechaba para sacar una revista "Dormid", lista para atacar a sus comadres sin compasión. A fin de cuentas, no p

quejaba "La Amadora", sentándose despatarrada en un banco de piedra al lado de sus dos

ueno será cuando no tengamos que sudar, ni nos duela anda, ni tengamos

...-la respondió Magdalena que empezaba

venes y viviendo en una casa preciosa, con un río

tolón tolón...y ¿Qué comer

l demonio se te haya metido en el cuerpo...

e todo...como decía la famosa Wallis Simpson, "nunca se

tos tién tus amigas Magdalena...

de Inglaterra dejase el trono por ella...por amor a ella...mur

a señora-dice que dios hizo el mundo para aquellos y aquel

s decimos otro gallo les cantaría, no andarían por esos mundos de dios dando tumbos

ser túngida por culpa de ella y los otros tres, que son...ay c

e después de tantos años de túngida pa

ue serlo cuando llegue el platillo volante para llevársenos a los justos, buenos y

a al cielo, ¿para que un platillo volante? que los lleven los ángeles ¿no?-ca

hay dudas de ellos, se quedan en la tierra, y los malos, pal otro mundo,

hos para que sean to

de esas y en violar niños y matar a sus mujeres

ra ti un marido ejemplar Marcial

sa que sea fiel, sujeta al esposo, que vista decentemente, osea de largo hasta los

a decía

, ni hijos que te lloren. Cásate ,que lo decía el apóstol S

tienen que obedecer a los padres, pero empiezo a comprender a mi

y toma, lee esta "Dormid" que te vendrá de perillas y aprenderás a ser mujer. Mira en la página ciento tres habla de cómo preparar una comida para el marido que sea nutritiva...un cocido eso sí, si

s domingos la pongo que a mi "Martinito" le encanta, si viene solo por la morcilla creo yo...que si por verme f

apareció a Henry Mordea en su cuarto el arcángel Tratael, y le dio las nuevas leyes para que estemos alerta y no nos devore

olerle. Las dos estaban pasándolo increíblemente bien, y habían permitido que la machacase "La Marciala" a fin de castigarla por ser tan finolis, y para divertirse un po

do el mundo la odiaba?. Aquella rubia terrible que estaba liada con el marido de "La Morqué", una que actuaba en aquella serie que d

llegaron la susodicha famosilla, salía con una enorme bolsa de dulces de la pastelería. Con su larga melena rubia saltan

ndar sensual de la famosilla-eso es a lo que me refiero, cuando digo que s

nas, -la contradijo "La Amadora" a la que le empezaba a gus

libinidosis esa y le van a salir cosas rarísima

es cosas terribles ¿eh mujer?, yo lo que sé es que si no se

ndola por otro camino, al temer que su comadre se est

que se lió con ella, que estaba casado con el médico

on quién se liará esa fulana en la r

mbres para sacarles el dinero y luego, si te he

¡ay que mal repartido anda el mundo! Mira, mira, entra en ese portal allá que me voy, no

miedo ser una de sus víctimas...-Se alarmaba Magdalena, que con gri

agas estomagueras, a mí me da igual, que tengo que di

as bragas estomagueras de color carne y talla setenta y dos en lo que ella llamaba cintura. A "La Amadora" le importó bien poco, porque

isqueaba el labio inferior tensa como cuerda de arco, y salía a esconderse tras un árbol, que apenas ocultaba su imponente humanidad. "La Morqué" recibía en ese momento a un hombre que ella no pudo ver bien, pero que le sirvió para decidirse a llamar por teléfono móvil al programa, que

do acudiendo a los periodistas y permitiéndoles sacarle fotos en todas las posturitas. Unos platós y tendría pasta gansa para olvidarse de las marujas arrugadas y las cutres famosillas de dos al cuarto, que al tres ni llegaban, y le pagaban miserias.

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