TULO
HE MÁS
omo lo denominaba Marla, iba a hacer historia. Con sus nuevos trapitos bien colocados sobre sus cuerpos, y una amplia sonrisa en los labios, iban a buscarle novio a Antonio, ya que Marla había cedido su lugar, sacado a suertes con los dados en la mesa dieciséis de la cafetería Lon
admiraba la belleza en un hombre tanto como en una mujer. Además de vez en cuando una ch
no temas, je je –reía sarcásticamente Martín, que suspiraba por tener
apos, jóvenes y cachas, ¿Qué voy a comerme yo en este
ales, estos buscan tíos diferentes a ellos. Sino ya estaban todos liado
ue nos asustas a Antonio. –Trat
ue tanto gusta en estos tiempos, les parecía llamar como si les tentase el m
a...parece un lugar bonito...-apostro
pues, a
co el paso. Una escalera conducía a la planta baja y los cuatro, como descendiendo al infierno, se introdujeron en la noche más oscura. Abajo, un espacio enorme, se
que aquí venden tíos...-dijo Marla, sospecha
olo que se toman al
sss...-le picó Marla, que sabía que su ma
igo contigo, te llevo a la cama y t
nta noooo...-repetía histriónicamente Marla. Que entonc
l ver que cada cual iba a lo suyo. Antonio, con ojos desorbit
Salón del Cielo", aquel chico te mira desde que entra
emente y le sonrió, al comprobar que se había dado cuenta de su interés por él. Antonio despachó a sus amigos, que salieron del local, tras pagar en la barra que iba
sentarme
í, por fav
han, le contó que estaba en España por negocios, y tras concluir la convención, había decidió tomarse unas copas en la zona, a ver si
a a conocer a alguien que a uno le pueda inter
vía con su madre a cuestas, pero se cortó y optó por prestarle atención al con
te cortabas antes cuando tu amiga te indicó
el pens
e te notaba y ella te susurraba c
o mejor lo dejamos y co
tienes pinta de ser...-se llevó al mano a la barbilla fingiendo pensar-d
e producción en una empresa en la que se fabrican cámar
ografía es tu profesión de alguna manera...si, la conozco, pero
risas, confidencias sutiles y roces d
cháchara sobre el amor y sus consecuencias. Entonces Martín miró a Ana y se echaron a r
en el aire al cruzar la mirada con una mujer elegante y que al arecer fumaba en soledad,
lgo interesante, y creo que es aquella mujer elegante de la mesa del c
a su taza de café...ésta, se volvió y la miró muy seria, hasta el punto, que Marla casi se da media vuelt
entarme c
é buscas?-le disparó s
e a pregunta directa, respuesta directa...así que
egante de estos contornos y co
eh?, eso me gusta...cuéntame ¿quiénes son e
una historia para otro día, hoy eres tú, quién me interesa conocer dama m
í, muy interesante...yo
s de bienvenida, que Adell no rechazó. Olía a jazmín
ntemente para que las dos tortolitas hiciesen manitas a gusto y ellos dos se tomaron de la mano, como dos adolescentes, ruborizándose Ana, que nunca esperó que el remilgado y sofisticado Martín pensase siquiera en que ella existiese. La noche era j
ranquila y prec
easen ver más sobre los seres que pueblan la tierra...-le respondió Ana dejándole boquiabi
de los locales nocturnos y el bullicio s
sa, una vaca, y un río en Babilonia, si era buena y se sometía a los caprichos de la secta túngida...las gentes con la sonrisa pintada en los labios, salían y entraban en los locales, o se sentaban a tomar un refresco en las abundantes terrazas, como si nada en el mund
y de allí ninguna de las otras tres comadres, podría escapar de las revistas "Dormid" de la matrona túngida. "La Marciala" estaba, sin embargo, preocupada por algo diferente, y es que, las revistas se le agotaban, solo le quedaba una y miraba de soslayo, a ver a cual de las tres comadres, debería colocársela para convertirla. La sacó del
el asiento contiguo-que bonita será al vida en el nuevo mundo
diferente, si no se va a tener libertad ni nada...pues como que será un mu
bien tapadas las mujeres y sumisos los niños a los padres...Dios ya sabe que necesitamos mano dura, ¡palo, palo! Que eso es lo que dice
ija, que ese mundo más parec
dicho mil veces, ese Papa vuestro es un ladrón que se l
as dan a los pobres cuidan enfermos y dan limosnas..
va a llegar pa ponerles a los buenos una c
no habría ríos para todos, ni nada con lo que lavar la ropa, ni electrodomésticos, ni detergentes...
tú lo que necesitas es un estudio de las escrituras túngidas y llegar a tener el conocimiento que lleva a Babilo
n escuchado cuidadosamente cada palabra, temblaron de miedo al verse las siguientes en la lista de la comadre túngida. La matrona túngida no se iba a resignar a no colocar la revista "Dormid" que le quedaba y en efecto miró atrás con una amplia sonrisa que ellas interpretaron como una velada amenaza. Pero "La Marciala" tenía ya trazado un plan y esta vez colocaría la revista seguro. La gasolinera era el punto