*recu
s gruesas y oscuras cortinas del ventanal. Pues cuando él llegó yo estaba es esta sala y no tuve mejor idea, en lugar de irme para mi habitación, que esconderme detrás de la pesada tela. Me aterraba, pero al mismo tiempo me llenaba
ia, hacía que mis piernas temblaran; pero no fue hasta que se levantó y caminó hacia en ventanal que t
linda, escondida detrás d
tan pequeña. No le respondí, solo lo miraba aterrada, nunca había sentido tanto miedo en mi vida. Parecía realmente disfrutar del efecto que causaba en mí, sus profundo
o te l
mi nana me había enseñado a decir
arbilla, con su dedo pulgar – nunca, entiende bien, nunca bajes la mirada po
¡¿qué clase de consejo era ese
es su contacto me desagradaba. Él se
e has perdi
señor, solo que no debo ha
, los extraños no sol
i padre se abrió y el hombr
que querías verme,
Volvió a mirarme, pero esta vez su mirada era sombría, trató de esbozar una
día puedas per
e dirigió al despacho y
é un gran estruendo, nunca había sentido un ruido así, por lo tanto me paralicé por completo y mi cuerpo se heló. Escuché abrirse violentamente la puerta del despacho, así que lentamente volteé a ver qué sucedida, pues desde allí había venido el sonido. En ese momento salía el señor con el que me encontré anteriormente. Llevaba algo color plata en su mano, pero no pude distinguir que era, él seguía mirando hacia el interior del
e te vayan a buscar, por nada del mundo v
algo, es como incitarlo a que lo haga, por lo visto éste
*recu
píritu y me convirtió en el hombre duro y desalmado que soy. Nunca estuve en ningún hogar adoptivo, así que no conozco que tan bueno o tan malo hubieran sido estar en uno. Cuando fui un poco más grande, me mezclé con gente de lo peor, primero
unté al abrir los ojos
do – me respondió un hombre que
ospital ni mucho menos, así que obedecí, la calle me había ensañado lo suficiente como pa
do, esto d
ió que le llamáramos cuando despe
que querían conmigo, así que estaba nervioso y alerta. Pude observar que se trataba de una habitación común,
¿dónde estás y que
ordura. Aunque debo reconocer que vestía de manera impecable, llevaba un traje gris oscuro con finas rayas en un gris más claro, camisa,
so mismo m
ile de María, y esta
supongo que debo agradec
laremos luego, ahora recupérate b
bre es L
tú ap
alidad
s tene
es y
cómo
rió y mi padr
bandona a un hijo que s
o, y mi madre no era ninguna santa
n cruel has te
, al final me hicieron un
, se ve que tienes carácter y sobre todo huev
trabajo s
cálida manera, creo que estaba, o al menos se sentía, más
u hospitalidad, se lo
ento con eso!
l dolor era insoportable. De pronto ingresó una joven con una bata,
crees q
nyección con un calmante, para que pued
en realidad y no tenía fuerzas, así que aflojé mi brazo y dejé que la muchac