*recu
la conversación con el viejo, pero a
el viejo, mira que quere
uto como lo hace él, y verás que, no sólo tiene lógic
ero
ue no vas a hablar con ella, a ver si entre los dos
Ver
i,
cillament
ué no pu
o evitando to
de que la veas cara a cara y no
mirarla a los ojo
nder qu
ales, que ha estado cautiva por mi c
a tratar de superar, pues te vas a casar con
ía de la boda, ya luego desa
el matrimonio? – me pre
claro
oportunidad de estar
, ya le arruiné la vida, no
que te lo h
mbécil! – y le di un f
alí de su dormitorio y la dejé durmiendo, mientras era aún una niña, juré no volver a mezclarme en su vida y mucho menos a volver a influir en ella. Pero el destino parecía jugarme una broma macabra, pues ahora resulta que debía casarme con ell
o tendré que quejarme al Señor Gentile
igarte a hacer nada que n
areció un poco decepcionada
ediatamente me quejé del dolor, es que reír en ese entonces
a asistirme ante mi queja – Ya, ¡qu
te a tomar esas cervezas que
me todos sus blancos diente
– le gui
– se hacía la
mi sorpresa, me miró fijo y esta vez fue ella quien me besó. De más está decir que mi entre
sentí mi rostro ard
a con ella. Luego que me repuse y pude salir de mi convalecencia, fuimos por esas benditas cervezas y comenzamos una relación por demás fogosa, nada serio, pero la pasábamos bien juntos. Hasta que me dijo que su hermana venía a la cuidad y quería que me conociera. Ese fue el fin, yo no estaba preparado para la formalidad y mucho menos en ese momento que empezaba a dar mis primeros pasos como el brazo ejecutor de nada más ni nada menos que Don Paolo Gentile De María, la cabeza de una de las familias de la mafia más poderosa. Lo mío siempre fue e
*recu
oso, hasta que recordé que Don Paolo me había dicho que me casaría con Luka. Mi vida no podía ir peor. Cuando creía que tendría un poco de libertad, al ir a la Universidad y luego hacerme cargo de mis empresas, otra vez me ponían un cepo y ésta vez sería legal. Alguien tendría un papel, con mi firma como consentimiento, que diría que
alejado posible de mí, pero s
gunto mi institutriz, al v
riela,
esitas
ctifiqué mi respuesta – bueno,
raiga? – dijo acercándo
igas nada, pero hay algunas
si puedo
e Luka, L
ucho que y
s, lo quiero saber, ya oíste a Don
mo a ti, así que es normal q
recuerdo de él, cuando mató al hombre que me s
mató a e
ómo
eñor Gentile, tu abuelo, pero se negó, ya se había negado en varias ocasiones, por eso envió a Luka
nces l
olverte, pero sabía que el Señor Gentile no lo dejaría sin cast
contó é
do se sab
del despacho y esconder algo plateado
pasar con todo esto, pero Luka siempre te ha cu
to tan extraño tienen ust
as de la mafia son complicadas, y, te gust
no lo
rcó a mi aún más y me sonrió como nunca lo había hecho, de manera cá
llamar buen hom