ituación era triste incluso para mí, solo quería salir y hacer algo mejor conmigo y para con mi familia, sé que Alice no se merecía mis borracheras cada fin de sema
mente humana suele actuar de maneras
dejaría en el frío suelo en una hora dónde las l
do, diciéndome que mi momento de irme había llegado y que esa noche sería la última, mi pecho se había vuelto grande y el corazón
r casualidad o por mi estado de embriaguez tan fuerte, sino por todo lo que había hecho en mi vida por todo lo malo que había hecho. El di
ué de su familia y de su lugar natal a tan poca edad, había hecho con ella cosas terribles y la había golpeado tanto
ra que ya había muerto, y que me recordaría con odi
vida había fue demasiada triste y no me justificaría por mi pasado to
che lo habría creído, con una mirada al primer rayo de sol en el horiz
e me acercaba observada que todo se tornaba oscuridad y volví a sentir esa sensación de desespero que había sentido en ese callejón maldito y cuando estuve lo suficientemente cerca y una oscuridad inmensa, le dije -¿Usted sabe dónde estoy?- no me daba respuesta, así que me acerque a un más para decirle de frente ya que el hom
mi mirada al hombre, ya no estaba y eso me heló la sangre, mis manos tem
sí que, predispuesto a saber la verdad, camine a dónde se dirigían algunas ovejas, si ellas eran alguna señal para mí. Vi que llegaban a un risco en las que se lanzaban y morían
contraria y logré disipar una especie de pueblo a lo lejos y me dirigiría allí, en busca d
está vez ya no le tenía miedo a la muerte si no a lo desconocido, pero mis ganas de sa
la brisa, sonaban y se escuchaba como unas campanitas que avisaban la muerte. Vi que no había nadie en las calles y las casas estaban bastante desgastadas, una pu
que era el lugar donde los temores de los homb