e. Tomo la bolsa de pan y saco unos pedazos. ¿Será que le hago a Carlos? Alimentando a mi secuestrador. ¡Vaya! Mejor lo hago, para quedar de buenas. Hago los sandwiches y busco l
El cuelga el teléfono furico y recoge su plato y se sienta en una silla al frente de mi. Como tranquilamente y el igual. Sin hablar ambos terminamos y dejo el plato a un lado, la cual hace un ruido un poco sordo, é
su papá? Ojalá no sea algo tan malo. ¿O será sobre mi? ¿Mi papá no pagará? ¿Me matará?... ¡Isabela, por dios! ya deja esos pensamientos. Me atrevo a levantarme e ir a ver qué
detallarlo. Tiene una barba como de dos dias
erto, Gracias
, fue un
fundos, y se le de unos 27 años. Creo que me he enamorado, este tipo es un muñeco. Un cuerpo esbelto. La camisa que lleva no ayuda mucho, c
al ver que me mira esp
lo han asignado. Trate de negarme po
¿que tien
certe - Esto último lo dice levantando su mano a la altura de mi rostro, me coloca un m
tas tu para p
. Pero recuerda que nec
estás refiriendo. Pero, Carlos
pr
nces... ¿Do
ig
abitación simple con una cama individual con sabanas blancas. Al lado de ella una cómoda. Bien, no está tan mal. Hago el intento de
os encontrándome con los de Carlos. Lo que causa que me pierda en ellos, duramos así segundos, o minutos, quien sabe. Sus ojos,
nuestros labios se rozarían, y no quiero ni imaginar lo que podría pasar si llegan a t
" Es lo mas raro que he dicho en mi vida, por cierto. Empece a temblar bajo su tacto, aparte de que mis braga
lo sabíamos acercarnos más y más. Los dos lo queríamos, pero gracias al cielo reaccione y lo e
nto. -Dijo t
no. ¿Que es esto? No se porque me sentí así, digo, es como si estuviese sintiendo algo por él, o no lo se, pero en sus brazos me siento bien, y en ese pequeño momento m
impias y frescas. Lo agradezco. Carlos... Carlos ¿Carlos? Isabela controla