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Historia

Capítulo 8 7

Palabras:1143    |    Actualizado en: 14/06/2022

preocupada. No tanto por mí, más que todo porque el matrimonio con el príncipe se ha cancelado

regreso algún día»

as jamás... -otra

el día de hoy. Dame un res

ella saliera de mi mente. No había pasado un

a este lugar a hacer el ri

, pensé, mordiendo mi lengua

esa cantidad de personas en el comedor. Tal vez omití algunas cosas en esta hist

vergüenza con muchas personas q

o creo que mi familia te haya hecho algo para que nos hables así. Estaba

a mujer, o el vikingo musculoso, porque los meteré en

tan a la defensiva con esta

iré directo

en la silla que él me indica-. Supongo que los idiotas abundan por mi me

a ceja-. La comida es sagrada en esta casa. Por favor

a y él el hombre ed

poco más. Soy bipolar aquí y

o la mirada a mi desayuno y siento un hamb

a esta hambre y

stamos dando lo mejor de nosotros para hacerte sentir cómoda, pero teníamos mucho tiempo sin r

dad. Tiene una mirada profunda y es diferente a la que vi la primera vez. Sus ojos brillan y lo noto más

tir, pero Austin

n destello pasa por sus ojos haciéndome fruncir el ceño. Las pupilas de

mo es es

alguien suena por el lugar

ápidamente, las manos que él tenía sobre la mesa están perdieron el color, ya que se forma

su voz es fría, ronca y está muy cabreado-. Vuelv

erla, su rostro está tenso y su iris está empezando a ponerse rojo-. Tu mismo dijiste qu

lla caerse es el estruendo q

stro era totalmente diferente al que v

sorpresa que me dio al ver las uñas de Austin, me levanto de la si

sustada.

to de las personas se levantan de sus sillas poniéndose a la defensiva

intenta agarrar sin éxito-. ¡Joder, llam

ado por Austin con mucha fuerza, un rojo empezó a teñir sus ojos

por no sé qué número de

eas, es un poco turbio y la explicación no te la podemos dar ahora -la confusión invadió mi ser-. Dylan es el nombre de los ojo

me jala para sa

nte estaba completamente en blanco. El cielo se nubló y escuché el

e de aquí y no

po, casarme con el príncipe que mi padre quería. No me importaba obedecerlo y echaba mucho de menos lo que

mi nana una vez cuando no quise comerme unas galletas d

er el desayuno que i

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