nerviosamente las escaleras, esperando ver a Balthazar entrar en su dormitorio, pero me detuve cu
a que estaba loca o, peor aún, que un animal salvaje del bosque finalmente había entrado en la casa. Probablemente no
el restaurante de Alex y en este pueblo era muy difícil encontrar un trabajo disponible. Esa era exactamente la razón por la que me escondí aquí, nadie habría pensado que de todos los lugares po
el ceño, dejé la blusa que había sacado del armario sobre la cama y, vacilante, cogí el teléf
la única empleada que se había ido con el rabo entre las piernas desde el primer d
eso era lo que quería, pero odiaba que ni siquiera me hubieran dado la oportunidad de demostrar que podía hacerlo. Haciendo esto constant
buenas
me preguntó con una ola de preoc
rte del hecho de que el Sr. Balthazar no me qu
murmuró algo
entender que tú también te estás
n serio, ya no quería ser una cobard
renunciar- dij
encio. Creo que atu
paciencia con él! Probablemente actua
No quería preguntarle, si quisiera decírmelo, ya lo habría hecho. No quería ninguna complicación o entrometerme en... lo que sea
escalofrío me recorrió al recordar la
ía agarrado el cuello hasta dejarme sin aliento. Era muy posible que este h
tar un sollozo ahogado y l
ara ver si todo está en
o hay necesidad de mole
ponerlo a trabajar también- pude
plicaría las cosas, pero acepté sin tener otra opción. Tal vez así es como la Sra. Jess querí
humor. Me preocupaba cómo reaccionaría Balthazar cuando me
en la cocina preparando la cena fueron horribles, llenas de preocupación. A
a sudar y a moverme nerviosamente porque tenía que irme y hacerle saber que pod
En mi camino también vi la puerta de doble vidrio que daba a la terraza. La admiré durante unos segundos a
tos, lo que me sobresaltó y me congelé, como si me movie
jé salir, moviendo mis piernas con esfuerzo. Era como si tuvieran voluntad propia. Por si fuer
ujido me sobresaltó. Entré en pánico, pensando que era pos
anija, la puerta se abrió suavemente. Tragué saliva y p
y una silla y otras cosas también estaban en el suelo, claramente arrojadas con fuerza. Me llevé l
aún se asomaba desde el cielo, así que pude ver que s
momentos, luego, frunciendo lo
r, ¿se encuentra
é, especialmente cuando entrecerré los ojos
a idea, pero mi presencia segurame
endo aquí?- su voz tronó,
eas c
a...- Entonces escuché los
entes. Dio un paso hacia mí, y aunque estábamos lejos, todavía sentí
si fuera un león salvaje y hambriento encerrado en
odo mi autocontrol- La Sra. Jess me c
eso. Cerré la puerta de mi cobardía, de
dos no hizo más gestos. Me agaché para recoger un fragmento, cuando
¡P
o me resistí, y en toda la acción, terminé apoyando mi
ciendo una mueca, y me solt