do sobre mi muñeca. Balthazar maldijo una y otra vez y no pasó mucho tiempo antes
abios. Casi me empujó contra el sillón de la pared y luego se
n vacío en el estómago. La herida era bastante profunda, la piel estaba comp
a mí con un botiquín de primeros auxilios, fragmentos rompiéndose bajo las pesadas s
que me mantuviera ocupada, porque no que
r una herida y vendarla- respondió bruscamente, dejando
os hacia él, come
roblema?- Murm
ue había hablado más alto de lo que pretendía-¡Tu eres el problema, mujer molesta! Te dije que te largaras de aquí, pero no, persistes en q
e solo imaginar mi puño estrellado en su rostro, definitivamente se lo merecía. Opté por permanecer en silencio, aunque fue muy díficil por mi orgullo que
ia, muy i
y siempre trató de erradicar este rasgo que dijo que heredé de mi madre. Nunca le había
e dijo en voz baja, c
un cuidado sorprendente, luego comenzó a rasgar el envol
arecía molesto, mezquino, incluso agresivo, pero si dijera que no era sexy y atractivo, estaría mintiendo c
arté la mirada lo más rápido que p
y sentí ganas de h
etar los dientes para no hacer sonidos de dol
chada con mi sangre al suelo. Lo estaba mirando desde
rdía, algo nuevo que desapareció en un instante, no sé si lo imaginé, p
¿puedes desaparecer de mi dormitorio?- esc
ado bien, decentemente, pero con alguien como él, no podrías hacer eso aunque quisieras. No podía dejar
n una voz que parecía bastante segura a pesar de lo a
o cayó sobre su frente. Sus fríos ojos azules me miraron fijamente du
as!- gruñó, dirigi
n cuando él la cerró
achándome para recoger los fragmentos- además, si pudiera
a sola, sus oidos no escucharían ni una palabra d
X
me levanté y fui a la ventana, mirando a través de la ventana la oscuridad del bosque detrás de la c
empo el dolor, la ira y los recuerdos de los que trataba de huir dejarían de llevar mi alma y mi mente a la oscuridad que me atormenta, pero no fue así. Por el contrario, mi mente vag
is labios cuando sentí una puñalada en mi palma derecha. Oh, el pequeño accidente h
Para alguien que odia a la gente, puso un poco de interés en vendar mi herid
frío en esta mansión. Mañana habrá que ver donde tengo que ir y buscar una planta eléctrica, si es que esta mansió
X
as y sudadera-, me calcé las zapatillas y salí al frío de la mañana, contenta
ue, porque ahora desde la mañana, cuando había mi
gero, respetando mi costumbre de correr
izmente ausente. De vez en cuando un susurro me sobresaltaba, pero me calmaba
latía como una pulga, tratando de calmar mi respiración, que se aceleraba por el esfuerzo. Me preparé con
mo halcones me miraron desde detrás de unos arbu
cámara lenta, casi vien
y mi corazón tomó unos movimientos
o, sé bueno!- Murmuré
detrás de mí, y no importaba lo entrenada que e
cortando la distancia entre él y yo. Aquí fue,
hacia la salida del bosque, y no pasó mucho tiempo antes de que escuché a
o a morderme, me asustó. Mis pies golpeaban el suelo ligeramente blando y mi corazón latía rápidamente. M
i pecho fue fuerte y agudo. Durante el contacto había cerrado los ojos, y cuando l