a. Me abraza tan fuerte que me parte el alma. Es mi tesoro más grande. Lo veo con sus ojitos marrón claro, su pie
azo, y al hombre que lo iba a adoptar lo mataron a unos pocos días d
con la barriga llena, puedo darle atención médica a mi hijo y tenemos un techo sobre nuestras
más a mí y lo beso en la frente. La lluvia no ha cesado, me da mal cuerpo como si anunciara un mal presagio.
fondo la lluvia golpear contra las ventanas, necesito do
illa, abro los ojos y veo a mi
rate. Ten
ejilla. Se abra
dormida junto a ti. -Acaricio su
l se distrae con piezas armables en el piso de la cocina, yo le hago una arepa que le preparé con queso y mantequilla. S
mos a co
epi
a la
nqueques c
laro q
convirtió en su desayuno favorito, desde que Mauricio no está, no he
ereal para el des
su pequeña mesa y aunque se quejó, como tiene hambre se devora todo incluso chapándose sus deditos. Miro a nuestro alrededor y debo
don Aurelio. Suspiro y me llevo una mano al corazón que se me acelera como loco, la familia
ongo mi mej
urelio, pase. ¿Gust
onríe d
e con solemnidad. Hace un gesto co
o las lágrimas se me acumulan en los ojos y el nudo de mi garganta se hace m
cio -m
, de pronto recuerdo que llevo una bata rosada enorme y pantuflas, n
ricio -dice con voz firme y grave.
imagen del hombre frente a mí, alto, de piel trigueña, cabello liso,
asen,
ca en un sofá, en cambio el hombre que es tan alto como lo era Mauricio, y con su
fé o
hombre sin mirarme. Sigue
gunta don Aurelio
en la coci
do. Sergio, qu
regunto intrigada, me preocupa
sofá junto a don Aurelio-, soy un año y medio mayor
inado moderno. Noto las diferencias, este hombre lleva un tatuaje en el cuello que llega hasta su pecho, puedo verlo p
e Alemania y Francia, se fue hace unos s
asillo, es por lo general tími
del sofá y se acerca a él en e
¿No los traji
lio se c
me acompañan hoy, te prome
e mucho los ojos, suelta el peluche que sostiene en su mano y corre hacia el hombre que se queda con los ojos muy ab
no te vería más, si es mentiro
llos y los separa antes d
Es su hermano, sé que se parecen
las lágrimas y l
mi papá
s su h
mi
í -le explic
siento junto a mí en el sofá. Miro a los hombres que ha
estamos, ¿
ja sobre mis ojos, sonríe. Mira a J
arme que hacían juntos, puedes contar conmigo, no soy é
n se ve confu
oco a los niños, jugábamos a la pelota -re
oy una estrella
uita o
y un deporti
para chocarlo, el hombre lo hace y Joaquín estalla en risas. Me extraña ver a mi hijo así, él e
amable, pero no sé porque se me