miedo me invadió mien
a de color blanco con bordes dorados. Su estilo por
un smoking femenino ajustado blanco y nada más. Rebusqué en lo más profundo de mi closet, pero
guntaban cómo me sentía y si quería algo de comer. No quería verme muerta de hambre así que la primera vez q
ncontrábamos a veinte grados, mientras que en Kensington estábamos
os. Mi boca se encontraba en el suelo de ver tantos lujos. Habi
ropa nos dio siete llaves. ¿Siete llaves? Es decir, ¿Dormiría en una habitación yo sola? Todos pasaron a s
me en frente de mi puerta entregándome las llaves en mis manos. ─ Una hora
mesitas de noche, uno a cada lado. Encima de la cama traía unos jabones, toallas, shampoo's y cremas hidratantes. La sala parecía ser igual de grande que la habitación. Un sofá g
alguien estaba llamando
ta? ─ Pregunté sent
s para la empresa antes así que pensé que lo necesitarías. Madeline envió unos documentos informando cuales son los permisos. Una vez q
tación mostrándome un repertorio de vestidos.
uentro con risas. Todos estaban vestidos con smokings negro, lo único que
al. Sin duda mi mejor empleada. ─ Se acercó
gió para llevarnos hacia el departamento
siguiéramos. Nos metió a un elevador y cada vez
timo piso, en el ciento doce. Apreté mi cartera de mano y mi estomago
or y ya estábamos
n tendencia en Twitter, pues decidieron crear una página para los futuros grandes inversionista
s de la mesa. Me quedé cerca, pero
xistía se abrió, dejando ver a un joven y un
iciendo que todo esto era suyo y nosotros sus
n perfiladas, como su mandíbula y nariz. Sus labios eran carnosos, rosados y muy apeti
pero sus puntas eran negras, facciones perfiladas como las del
ían ser l
ándolo para poder sentarse y el
alias, el Sr. Cash. Actual jefe de la compa
ajeron estos masculinos seres, me ocas
iti
mpezó el muchacho
se veía tan seguro, tanto, que al chocar su mirada con la
la. Aun no empezaba las g
damente lo pasaba por mi nariz. Pero fue un grave error, lo ú
trike. E
o. Una punzada sentí en mi estómago. Su mirada me apuñalaba. No
o fue un poco más fu
o. Una punzada sentí en mi estómago. Su mirada me apuñalaba. No
park en otoño. Me causaban calidez y comodidad. Eran parecido
us ojos, él como persona, me había dado escalofrío
lo dejaba mal mi rancha de ser la mejor
do Strike. Otro m