lguna vez una
s, pero ninguno ha sido cumpli
fugaces cumplen deseos cuand
llar? ¿De qué
y comienzan a vagar por el espacio sin poder recuperarse. Algunas corren la suerte de entrar a la atmósfera y tomar la forma de
er a una estrella morir frente a tus ojos d
o de conseguir a uno de estos especímenes y hacerlos sus amigos. ¡Incluso están algunos
rella fugaz definitivamente intentaría ayudarle a volv
a estrella cuya vida en la tierra no fue para nada agradable, sin embargo alguien fue capaz de iluminar su
la curiosidad. Va
*
ue se encontraba de pie frente a aquella persona que le había demostrado su apoyo, amor y aceptación incondicional en toda su trayectoria de vida. Agony le miraba acariciando
dejar de mirarle a los ojos-. ¿Ciertamente se acerca el
me genera malestar -el castaño se expresaba con dolor. Estaba claro que nadie en todo el mundo le había demostrado tan
ante tal cosa sintiendo como los colores se le subían al rostro-. Es broma -expresó rápidamente Agony acariciando la mejilla del castaño-. A
un suave y delicado beso mientras el contrario le envolvía en un abrazo. Porque eso eran ambos, dos seres enamorados cuyos destinos d
n picardía-. Aún nos queda una noche. ¿Podemos di
por qu
*
staba. Recordaba haber transcurrido sus primeros meses de vida como ser humano en uno de los pueblos cercanos a la gran utopía que todos reconocían como la ciudad principal... y era cierto. Desde allí era capaz
dejaban ver cuando la luz del sol golpeaba cada uno de sus delgados filamentos. Era delgado y de estatura promedio. Sus preciosos
consigo toda su corta vida. No era alguien que exactamente hubiese tenido maravillosos recuerdos o grandes obsequios, p
gar a cambio de permanecer en el lugar de menos recursos de la ciudad. Se adentró por fin entre los callejones de las personas que demostraban ser de bajas
gro alborotado y un cigarrillo en su bo
mediato dejando salir el humo de su c
ía intentado en múltiples ocasiones pronunciar por lo menos una palabra, pero le había resultado simplemente imposible. Tal parecía que a
artelito y luego mostr
ir un bufido negando con la cabeza-. Sí que eres idiota
no tenía muchas opciones con el bajo presupuesto con el que contaba. Se limitó a alzar lo
evantó y caminó hasta la puerta, dándole acceso por fin al chico-. Primero un indigente y aho
uta y maloliente con todos y cada uno de los muebles amontonados. El baño no era diferente. Simplemente nota
er soltando su cigarrillo por fin y lanzándolo por una de
onocido lenguaje de señas para comunicarse, pe
ndo -rápidamente esta ubicó una hoja de papel y un lápiz y se lo extend
hoy a la
problema de habla. Debes tener mucho cuidado -la mujer negó con la cabeza-. Mi nombre es Isabel y te permitiré vivir aquí sin pagar ni un centavo por el m
RAC
l chico luego de escuchar la ayuda que le prestaría. Tal parecía que est
a caminar afuera-. Cuidado con las ratas, Isaac -no le interesaba cuidar algún o
ese? No, él no haría algo como eso, por lo que comenzó a limpiar. No se trataba de algo muy grande por lo que esperaba terminar antes de que el so
tenía alternativas más que dejarlos sin vida. Además, puede que pacifista sea una descripción para Isaac que no alcanza a definir completamente lo que siente. Se trat
spués de esto seguía pareciendo desorganizado, pero la diferencia era notoria en comparación a como lo había encontrado. La dueñ
uesta era demasiado obvia-. Jo... sí que eres alguien p
n inquilino fuese capaz de hacer algo como eso, pero quizá se merecía estar allí de forma gratuita mientras lograba estabilizarse y, a juzgar por las capacidades que
dmitió la mujer mostrando por fin una bolsa de tela que traía co
do del todo agradable y todo ello hacía que se le dificultara confiar en las personas, pero quizá Isabel no estaba teniendo intenciones dobles y realmente intent