a oficina de su socio y amigo, encontrándolo en una situación comprometedora con la hermosa joven, mucho menor que él, hija de uno de los empleados que extrañamente se había convertido en socio – lo s
Adal negó con la cabeza – cumplimos dos años juntos, pero ella simplemente quiere que todo sea un secreto – se quejó él con un suspiro enredado en las palabras – ¿cómo es que Mathis no lo sabe? – interrogo Leopold inquieto. Aquel joven había iniciado sus estudios en Estados Unidos y era Adal quien viajaba a visitarlo - ella no quiere que nadie se enter
a ella, hasta que una extraña llamada en el celular de Adal, rompió el idilio – lo siento no te conozco – murmuró Adal atendiendo su llamada - ¿aborto? Debes estar equivocada – los ojos de Leopold se abrieron con preocupación al ver a su amigo levantándose alterado – ya mismo voy – terminó la llamad
ñor Adal, ella está adentro – confesó una joven notablemente angustiada; sin comprender lo que ocurría, Leopold levantó la mirada a una puerta que dio paso a lo que parecía un médico con la bata de cirugía manchada de sangre, Adal lo empujó entrando al lugar seguid
ía todo por ella – susurró él decepcionado – ella fue la razón por la que le vendiste el cinco por ciento de tus acciones a su padre – comentó Leopold con esa inquietud rondando en su mente desde que aquel hombre se había convertido en socio y desde que descubrió la relación de su a
mpresa – Leopold suspiro levantando las cejas, ella también había querido acercarse a él, pero Leopold la había rechazado seguro que traería problemas para la compañía – empezó a ser tan especial conmigo y sin darme cuenta me enamore – susurró Adal con una dolorosa sonrisa, Leopold cerró los ojos unos segundos – ella decía que no quería que nadie se enterara porque no quería que pensaran que era interesada – Leopold apretó su mandíbula al reconocer la ingenuidad d
, hemos pasado por mucho, huimos juntos de nuestro pasado – murmuró Leopold – te conozco y jamás te juzgaré – continuo Leopold poniendo su mano en el hombro de su amigo – sé que la amas, pero... - Leopold detuvo sus palabras al encontrarse con la triste mirada de su amigo - ¿crees que ella te ama? – inquirió Leop
ún extrañado y preguntó por su padre, sintiendo celos por su madrastra fuera de casa a esa hora de la noche – está en la clínica con Adal, una... amiga suya tuvo un accidente – explicó la mujer omitiendo esa verdad de la que había sido testigo y Hans asintió – tengo una oferta para hacer mi practica en una firma de abogados – informó él, la mujer sonrió feliz levantándose a abrazar a su hijastro y él sonrió – creo
tiempo al ver a su amigo salir nerviosos – vamos, ella no quiere que esté aquí cuando llegue su padre – confeso Adal,
o en la oficina de contabilidad de la empresa, donde Adal de
está a mi nombre – Leopold sonrió inclinando la mirada – ahora lo sé, no me ama, nunca me amo – continuo Adal con nostalgia en la mirada – extraño a mi hijo – susurró Adal pasando sus manos por su rostro, Leopold frunció el ceño extrañado con el comentario y éste confesó que pese a su excelente rendimiento académico, estaba teniendo una desordenada vida social, huyendo de compromisos, sin intenciones de estabi
jo, es un buen muchacho – aconsejo el religioso a su amigo después de exponer su preocupación por la distancia que había puesto en su casa, por su bajo rendimiento académico y por su escaso sentido de compromiso - no conozco su novia o sus amigos, Evi no sabe nada de él, no sé dónde va todos los fines de semana, esta mañana salió temprano y estoy seguro que su oficina no trabaja los sábados en la tarde – se quejó Leopold y Gunther suspiró, hizo una seña con su cabeza para que lo siguiera hasta su despacho dond
esos sentimientos que la atormentaban, por lo que sin importar el semestre académico que cursara, matriculaba materias de semestres avan