ra no es más que el inf
s Leona
ÍTU
as almas que han cometido asesinatos, junto con sus hermanos, son testigos de los
bservar como los humanos realizan los actos de homicidio. Ver el rostro aterrado, pálido
en serie, más peligrosos que los humanos han conocido. Durante
violo; al permitir que los asesinos continuaran con sus crímenes y alimentarse del sufrimiento de las víctimas, e
tidas en el limbo. Tras un tiempo de desesperación y cansancio por parte de Addú, decide escaparse; engañando a los demonios guardianes que se alimentan de los lamentos. Consiguiéndolo
girse hacia la tierra, el mundo de lo
todos los mortales, condenado a lucir como un vagabundo, pues ha sido el único cuerpo humano que ha encontrado ce
a en la tierra, pero, con su horrible aspecto y sin poderes q
es de Boston, las pocas personas que pasan junto a él; no lo notan en lo absoluto. Es la hora
que, sólo aguarda a que esta aparezca. Que
anto recelo observa. El hombre, no se inmuta en cuanto se abalanza hacia él, el miedo no inun
el centro de la ciudad, su ansia por toparse con una m
orizada mujer a la cual asesinar, sino a un joven de no más de 25 años; alto, relativament
enes a su inmundo cuerpo, antes de que hubiera
en su espalda, dejando al descubierto su cara que, ahora, es bañada por la intensa luz de la luna. En el rostro del joven se refleja claramente el miedo, sus ojos comienzan, más rápido de lo que Addú quiere, a ensancharse y las pupilas del joven se di
n el cuerpo de vagabundo, ha desaparecido completamente. Abre los ojos y una inte
la gruesa voz a lo lejos, como
el rostro del hombre que lo auxilia. Aún se encuentra en el suelo. El hombre, no e
esa y patosa, como la del vagabundo. En
con su incesante interrogatorio. Addú rebusca un no
- hablo al fin. Las ganas de matar al p
el paramédico se sobre salta, pero en
cho con el oriental, lo matara. Lo desea, y con el nuev