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quesa! No una Baronesa, o una condesa, sino una increíble, creida y malcriada eso sí, Duquesa. Nosotros, unos caballeros, pero
n nuestras manos, de un pequeño pero estratégico ducado, y además de todo, huérfana, íngrima y sola. Un
te no ha salido de mi tienda en los últimos días. Nos trata como si fuéramos su
trae bajo el brazo otras consecuencias. Primero, nos obligaba a estar sumamente atentos a
que francamente no sé cómo andar cerca de ellas. Especialmente después de mi matrimonio no me quedaron ganas de volver
que. Si es que me veía del todo. Yo estaba convencido que a sus ojos yo era el creador de
s, y contemplaba a la nada misma. Si yo le llevaba la comida, podía estar totalmente seguro de que ni remotamente la probaba. Sus ojos se veían hinchados de llorar, su
minó en el suelo, protegiéndose con sus manos como podía ¡Cómo si yo fuera a pegarle! En mi vida le he pegado a una mujer
para que nada le pasara, le dejé mis cosas, mis libros, mientras yo era un
ue por cierto no hace con nadie) y la señorita en cuestión se alejaba con miedo, poniendo la mayor dist
un ruido, era casi imperceptible, pero cuando pasas meses viviendo en el bosque, lejos del camino, ya reconoces ca
suelo, parándose y limpiándose la tierra, un ojeo rápido me permitió entender que había está cavando un hueco desde
pataleaba lo más que podía, halaba mis cabellos, mientras yo la cargaba como un saco de papas. Por
a el catre, sujetando sus muñecas... y la siento tan cerca.... que suspiro viéndola, mi cu
castaños están brillosos mientras me mira con pánico, su cabello revoloteando en su cara. Su pecho, moviéndose e
ella angustiada. ¿Piensa que l
yne alarmado con cara de s
vó una salida a la tienda- le digo señalando en el c
a ver, ella había cavado con algunos utensilios improvisados, especialmente los cubiertos, así como otras cosas de la
o!- dice angustiada y de repente, temero
¿Caminar por el bosque de noche? ¿Seguir el camino lleno de bandidos? ¿Acaso n
en un susurro apenas audible, abrazando sus rodillas con
ndefensa, arrepentida, con una expresión lastimera... y me hace sentir mal de repente. Si a mi al gran Brock
en pero... pero... ¡Es incontenible esta mujer! ... ¡Una mujer sola
blemente, con alguien de nuestro bando. Está sola y desesperada, no entiende qué hacemos aquí... quizás si le p
añante? ¿Qu
haya pedido una. Además, así no se sentirá sola entre tantos hombres, sin duda este entorno le hace mal. Es preciso que ella con
scape al bosque y se la coman los pumas- le digo y me retiro. Toda la noche no pude dormir, temiend
star yo de camino al camino de Miraes y encontrarme con el Conde que es nuestro siguiente aliado a buscar, aquí est
na esquina. Es pequeña, tal como la Duquesa, flaca, pero fuerte, con el cabello oscuro lacio pe
mbres grandes y con pinta de forajidos. Supongo que no debe haber tenido una muy buena vida. Tampoco
la cara de la dichosa Duquesa. Puede ser que Layne tenía razón... No sería la primera vez. Realmente él tiene un don de gente, entender a l
uspiro, esperando que la fortuna esté de nuestro lado. Pagué un buen precio por ella y, q