tos y nadie salÃa a decirles nada. Los cuatro hermanos espera
a en tres dÃas, cuidaba de los otros tres, los gemelos de
enida de un pequeño pueblo del interior del paÃs, prácticamente analfabeta, sin familia y sin recursos, se deslumbró con aquel joven de ciu
barrio muy marginal, consiguió trabajo en otra
gos al momento de hacer cualquier oficio, porque le interesaba conservar su em
zul llegarÃa a rescatarla de ese mundo de trabajo y penurias. Pero no se ve
los a la joven, pero al lograr lo que buscaban, la abandonab
e para sus hijos y darles estabilidad y una vida mejor, pero no fue asÃ. Al contrario, en ocasiones sólo les produjo dolor, como la ocasión en que llevó a casa a ese horrible hombre, dominante y de mal carácter, que les daba órdenes como si fueran sus vasallos, y si alguien se quejaba, se volvÃa una furia y volcaba su violencia contra todos, incluso Daniela. Fue Bárba
llorar, hasta que por fin lo hizo, y con sus ojos enormes y negros como la noche, miró a su madre. Eso llevó a Daniela a ponerle el nombre de su madre, mujer recia y fuerte, que hasta el último dÃa de su vida, habÃa trabajado su pedacito de tierra con la fuerza y la decisión del
, el esfuerzo y un cuadro de hijos, f
razón o valores, podÃan nacer seres maravillosos como ellos. Cada noche, aún agotada de trabajar todo el dÃa limpiando casas, se preocupaba de que tuviera
bara al frente del hogar, haciéndolas de madre de sus herm
que le daban a su rostro una impactante y extraña madurez prematura. Su mirada no era la de una niña, era la de una mujer que se vio obligada a
el parto y su condición no era la mejor, porque habÃa presentado subidas de presión arterial durante todo el embarazo. Le
nÃa con quien dejarlos desde la hora en que los recogió en el colegio, as
ra, su mejor amiga, al llegar
rias personas, pero nadie me dice nada - respondió la c
papá y les vine a traer esta comida que les
los chicos se caen del hambre porque me los traje de la escuela directo cuando
ntregó y comenzó a distribuir lo
icos con autoridad- miren que la tÃa
amiga y con mirada
dico me dijo que iban a tener que hacerle una cesárea de emergencia, porque su tensi
me viene a buscar más tarde; mamá dijo que me lleve a los niños para la casa hasta que tu m
hubiéramos hecho sin ustedes - se abra
iple que habÃa en el lugar. Los gemelos preguntaban cada dos minutos cuando podrÃan irse a casa.
s cruzaban su cabeza, salió u
- miró alrededor para ver si habÃa alguie
tros. -respondió
ustedes? Otro familiar
, soy su hija mayor, dÃg
o tenÃa un cuadro hipertensivo muy grave asà que la llevamos a cirugÃa para la cesárea, la niña n
i mamá?- interrogó
co hizo una pausa y continuó - Estaba muy m
a sin desear comprender lo que le est
ugÃa, no sobrevivió. Tu mamá falleció; lo
raro, estridente, sonaba en sus oÃdos, como si una alarma se hubier
etÃa en su mente: ¡s
la noticia. Algo dentro de ella, le decÃa que si no
ra sin obtener respuestas- B
e no se daban cuenta de lo que ocurrÃa. Obse
dijo por fin- mamá n
r? - le indicó el médico preocupado-
n los ojos ausentes y frÃos, c
inspiración profunda y se volvió hacia los niños. Se acercó a ellos
y enferma, asà que para que no tuviera más dolor, Papá Dios la vino a buscar, y se la llevó al cielo, con los a
el inocente AgustÃn. Eran gemelos, pero el parecido sólo era fÃsico. Por lo demá
e Abraham? ¿Mamá murió?- gimió A
que mudar al cielo porque aquà tenÃa mucho dolor y allá se lo pueden curar
ar si mamá se fue?- preg
lágrimas que amenazaban con salir, pudieran escapar. No podÃa permitir que sus hermanos la vieran llorar. TenÃa que ser
llevarte a los niño
amiga- los llevo, se los dejo a mamá y me reg
n la bebé mientras arreglo las cosas de mamá- le
omó a Roselyn en brazos y se fue con
olvió hacia la puerta por donde salió el m
a las primeras enfe
mente- acaba de morir, y también quie
der la calma tensa que se veÃa e
e edad, niña?-preg
Quiero ver a mi mamá-
Bárbara quiso dar la vuelta y salir, pero se regañó a sà misma y se obligó a acercarse. La enfermera esperó cerca de ella, para estar segura de que
no levantó un poco la sábana p
era. No parecÃa que durmiera, como decÃan siempre que alguien morÃ
lo prometo. Voy a trabajar duro, como tú nos enseñaste y los voy a sacar adelante, puedes irte tranquila, mami. Los niños y yo estaremos bien, te doy mi palabra, ahora, necesito ir a ver a la bebé, también cuidaré de ella. Se va
renderse por la actitud tan firme de esa niña. Mant
voy a ver a Danielita y reg
y ésta le pidió que la acompaña
ubadora. Era tan pequeña, pare
pequeña?- interr
cerá pronto y tendrá una talla normal. Necesitará
y también lo haré con ella. Necesito encargarme
o, allà te extenderán el certificado de defunción, la niña deberá
ebo enterrar a mi madr
ay un programa de ayuda, pueden ayudarte a conseguir lo necesario para enterrar a tu mamá - tomó una mano de la chica compasivamente- Dile a la encargada que yo te
- Quiso sonreÃr pero sólo pudo f
n compasiva como la enfermera y com
aer tu identificació
engo mi identificación conmigo, salà aprisa cuando me llamaron y no pensé en eso. Ahora estoy muy complicada para ir a por ella, pero estoy segura de que usted
o que pueda, pe
ona encargada de lo
o- señaló a su izquier
o habÃa sido agradable, pero iba a necesitar su
icios Sociales, quien se ocupaba más de los
den con el entierro de mi mamá; ella no tenÃa dinero, apenas alcanzaba para vivir y
es colabora con estas cosas, pero hay que demostr
nto, era quien trabajaba; ¡No tengo con qué enterrarla! Ni siquiera tengo un trabajo en este momento, necesito que me ayuden, al menos que me presten lo necesario, y en cuanto entierre a
rar. -Dijo por fin la empleada- no puedo prometerte nada,
ue ayuda, no sé
madre en el hospital y aquà dispondrÃan de él, la
ni siquiera enterrar a mi madre? ¡Tiene que haber una
do lo posible, ven
pie, respiró profun
ta - salió y caminó sin fuerzas por el pasillo hasta la sección de