img A través de las sombras  /  Capítulo 2 2 | 5.71%
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Historia

Capítulo 2 2

Palabras:2943    |    Actualizado en: 06/02/2023

aba respirar, no por la asfixia. No, esta vez no. Esta vez lo que la ahogaba era su propio miedo, reflejado y aumentado por las sombras que eran como la propia encarnación de este. Se forzó a contr

ra? ¿Qué hab

sueño -

cambió. Esa voz... Aura había escuchado esa voz antes. No sabía dónde, no sabía cuándo y, sin embargo, estaba tan segura como de pocas cosas lo había estado hasta entonces. «¿Crees que puedes engañarte tan fácil?», volvió a decir la sombra, acechándola. Aura corrió con toda la rapidez que las piernas le permitieron, pero las sombra

ó los brazos en acto de reflejo, queriendo empujar a la sombra de un manotazo. De la nada un nuevo conjunto de sombras s

ridad. Y, aunque Aura no la

se volvían cada vez más lentas. Antes de que pudiera darse cuenta, una nueva sombra se interpuso en su camino y la hizo caer. El do

bló y la cabeza l

ó cara a cara con la sombra. Esa era la primera vez que veía con nitidez un rasgo de su atacante, ya que la visión no se le nublaba por la falta de aire y le permitía ver los siniestro

l peso del mundo cayera de repente sobre sus ojos, y en contra de todos sus prin

su cabeza-. Tienes que ven

pu

s... Despiert

ra que, después de haberle drenado gran parte de su energía, se veía aún más oscura que antes. Por algún motivo, el miedo pasó a se

uñeca, mas la sombra no disminuyó su agarre

el brazo de la sombra y dejó que su energía saliera como un

e los dedos se disipó lo suficiente como para que Aura viera lo que ocultaba, y durante un momento, antes de que la sombra por fin se alejara... No fue una sombra, sino una mano la que había agarrado entre sus dedos. Una mano humana. Cuando la sombra retrocedió, aún retorc

>

si fuera de plomo. Apenas podía moverse; le faltaban fuerzas. ¿Qué había pasado? Miró con los ojos entrecerrados, casi por inst

Al mirar vio una marcha de sangre seca que había causado que la tela se adhie

lla y se apresuró a vestirse; con suerte llegaría a tiempo para la siguiente clase. ¿Por qué su

ual la obligó a conducir más rápido. Esa vez las sombras no se molestaron en aparecer. Cuando llegó por fin a la universidad todos los pasillos estaban desiertos, sus pasos resonaban

a entró en la sala, sin apenas dignar

orzó a que su voz sonar

primera

e que por es

á a pasar.

pasara y ella se apresuró a tomar

lado que hizo a la muchacha estremecerse de pies a cab

había inclinado un poco hacia ella para que nadie los oyera hablar

-murmuró con u

fesores que había. Según ella, claro. Al mirar los ojos violeta tormentoso del chico los destellos del sueño de la noche anterior le llegaron de golpe. Las sombras, el atisbo de la persona que había tras la oscuridad, la ene

que no podía despegar la vista. Asintió despacio sin hablar. Entonces él ba

ntó a su vez,

segundo: justo a la altura de su muñeca marcas violáceas de dedos se cerraban en torno a donde la sombra la había sujetado. ¿Habían estad

e él discutiría, pero no lo hizo. El chico se limitó a

todo en aquel lugar, y se deslizaba débilmente, como si no poseyera la energía necesaria para avanzar más rápido. Durante un momento pareció como si los ojos viole

murmuró él, más

ose por qué habría aparecido en su sueño y, sobre todo, por qué la s

staló en su cabeza. ¿Y si...? Aura se imaginó la energía como si fueran volutas de humo saliendo de sus manos y transformándose en sombras. Después

al sentir la mirada

sp

asara inadvertido. Él la escrutó durante una eterna fr

uc

aron durante

on más brusquedad de la que pretendía. Se lo h

rqueó u

r de s

uando un carraspeo la

ión con mi clase, señor S

o la voz del profesor Cla

cas a su lado. Aura quis

, los dos. Ahora. Ambos se quedaron inmóviles durante un momento hasta que Aura, indignada, tomó sus

as sombras volvieron y se arremolinaron a su alrededor, absorbiendo energía de todo lo que se moviera delante de ellas, y nadie parecía notarlo. Lucas, que se había adelantado, se detuvo de

roducto de un dolor lacerante en la cabeza, mas se obligó a no tambalear, a hacer como si nada pasara. El muchacho que acababa de entrar la o

esor y le entregó un papel amarillo qu

re a llegar tar

s suyos a causa del dolor. Toda la escena se registró brumosa en su memoria. Cu

s la llamó

sor volvía a hablar dentro de la sala, mas no logró armar las palabras en su cabeza. Lo último que le pareció notar antes de salir fueron unas extrañas marcas, similares a las suyas,

, el dolor se mitigó lo suficiente como para

-preguntó Lu

ue separaba la puerta del piso y se deslizó siseando hasta enroscarse en el

pegó un alarido inhumano que le taladró los tímpanos, y por el gesto que hizo, estaba segura de que Lucas lo había oído también. La cabeza comenzó a dolerle con más intensidad mien

stabilizarse se pegó a ella sin obtener resultado. Sus piernas ya no eran c

atisbo de miedo en su v

se sintió tentada de preguntar, pero se contuv

de eso, solo que esta vez parecía no ser suficiente. Consiguió abrir los ojos; ya no estaban en el pasillo fuera del aula de Historia

sentado en el piso y el

¿Dónde estam

e momento hubiera estado c

viejas del campus. Cerca d

uiera dan

nadie viene -c

me tr

ensó luego de h

unos minutos. Supuse que no quer

no q

aci

te si

a decidido electrocutar

s dormir

Aq

r qué no.

ontinuó diciendo-. Necesitas

timiento

letas del chico lucían más oscuros por la falta de luz, y p

adeó la

ad, o solo lo que quieres oír?

tan diferentes, Lucas -repuso, porque querí

ante un instante y

ijo po

o resp

ró. A pesar de que parte de

Te prometo que cu

Aura sintió el cansancio abordar su cuerpo una vez más y no tuv

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