gu
febrero
ombre d
iado
go, no debes preocuparte porque, por ahora, tu destino está donde te encuentras en estos momentos, y si Alá quiere te llevará de nuevo a nuestros brazos. Lo sé, todos sabemos que Alá lo hará, volverás, aunque nuestro corazón duda de si será con intención de quedarte para siempre o para volver a Es
e todavía no me he acostumbrado. En esos momentos lejos del hogar es cuando más me acuerdo de ti y cuando perfilo la carta del mes. En la oscuridad nocturna que me rodea pienso en qué cosas te diré o qué estarás haciendo, y con todo hago un borrado
ucho personal. Allí me mandaban a menudo que hiciera de enlace en cuestiones de idioma. Los jefes de la empresa usaban mis conocimientos de árabe y de franc
s, algunas de las cuales nunca te hemos querido contar, y poco a poco te las iré desvelando. Cuando decidí volver a Argelia, lo que llevaba consigo un cambio de trabajo, sabía lo que hacía. Me gusta ir de viajero por el país. Está claro que no voy donde quiero, voy donde mandan, pero en mi camino me apetece ser espectador y observador de las diferencias consolidadas a
strarte trayectos que ya he hecho ni parajes visitados sin recordarte cómo es Argel, la capital. Tal y como la
puerto, lo primero que se ve son los edificios coloniales a los que les falta una mano de pintura, al igual que hace diez
gente que nos rodea. Es simplemente apariencia exterior, lo que importa es cómo se piensa. Nosotros no somos los mismos, los años y el hecho de vivir otra cultura nos ha cambiado, ya lo he dicho. Sabemos las limitaciones que ahora tenemos, sobre todo tu madre, todas las mujeres en general
al mar, una calle formada por edificios importantes de estilo francés, que recuerdan a quienes fueron los dueños tiempos atrás. Hace años, cuando solo tenías tres, mientras hacíamos tiempo esperando un autobús, entramos en él. Te maravilló, nunca habías estado en un hotel de lujo. La semana pasada volvimos al hotel para recordar las exclamaciones que tu inocencia predicaba. Nos hubiera gustado tanto que estuvieras aquí... Te echamos
últimos años. De esta aldea recordaba la larga playa, de unos cinco kilómetros, pero poco más. En estos momentos es un complejo turístico con un tramo de paseo a lo largo del mar que no es del todo seguro para los transeúntes. El turismo es un bien económico descubierto hace poco. Argelia tiene poco para visitar, si de monumentos se habla, pero sí mucho para experimentar, para vivir... Los pocos visitantes extranjeros que llegan se dejan unas divisas que proporcionan riqueza en los hoteles, en el sector alimentario o en el comercio. Incluso las mujeres bereberes del desierto, alejadas de todo y de todos, encuentran salida a sus elaboradas alfombras, hechas a mano. Pero Zeralda, fundamentalmente formada por hoteles turísticos, los robos son diarios, sin mirar a quién. Me avisaron de que no dejara el camión fuera de mi vista y así lo hice. Yo mismo presencié la ronda de los delincuentes buscando cualquier cosa que robar y me vino a la cabeza cuando en Valencia unos
mbios y renovación, porque la misma sociedad pide el avance, a pesar de los insistentes brotes fanáticos, a pesar de todo. La España de hace veinte años no tenía nada que ver con la España actual, estoy seguro de que en Argelia pasará lo mismo. Se ve en el ambiente qu
que no nos equivocamos, tu madre y yo, cuando decidimos educarte en otros valores, algunos de los cuales no tienen nada que ver con los que nosotros recibimos. En Argelia hay que cambiar muchas cosas. Todos los pueblos del mundo deberían hacer reflexión de cómo son y cambiar si es necesario. España también ti
sean lo mejor. Hasta la próxima. No deje
ss